IX

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Sara...

Salimos del local. Íbamos de regreso por un camino cubierto de nieve que llevaba a donde estaban los carruajes. Frente a nosotros iban dos chicas que parecían ir discutiendo sobre algo.

De pronto se escuchó un grito aterrador. Volteamos a ver a las chicas frente a nosotros y una de ellas estaba tirada en el suelo. La otra estaba parada al lado de ella.

—Se lo dije, le dije que no lo tocara— dijo la chica de pie aterrorizada.

De pronto el cuerpo de la chica que estaba en el suelo se empezó a mover de un lado a otro. Después se elevó en el aire y se quedó así por unos segundos. Después se desplomó contra el suelo.

Los cuatro nos acercamos a las chicas y vimos una caja con un collar extraño dentro de ella.

Después un hombre de un enorme tamaño se acercó corriendo. Tomó a la chica que estaba en el suelo con sus enormes brazos y después se dirigió a nosotros.

—No lo toquen— dijo, refiriéndose al collar dentro de la caja. —Sólo el envoltorio.

Potter se agachó y miró de más cerca el collar.

***

—¿Por qué siempre que pasa algo tienen que estar ustedes tres?— dijo la profesora Mcgonagall.

—Creame profesora, yo me he hecho esa pregunta por seis años—

—Oh, y usted señorita Maximoff le conviene alejarse de este trío.— yo solo reí nerviosa.

Después entró quien yo suponía era otro profesor de la escuela.

—Señorita Maximoff...— dijo el hombre que recién había entrado.
—Ya puede retirarse...— asentí con la  cabeza. —Potter, Weasley y Granger. ¿Quieren empezar a hablar?— dijo ahora dirigiéndose al trío.

Salí de ahí y comencé a dirigirme a la sala común de Slytherin. Cosa que no me fue muy fácil, ya que nunca había estado en esa parte del castillo.

Giré en un pasillo y miré una única puerta y otro pasillo por el cual continuar.

Iba a dirigirme al otro pasillo cuando  escuché claramente unos sollozos provenir de la única puerta del pasillo.

Después escuché la voz muy chillona de una chica.

—No llores aquí, este es mi lugar para llorar, así que lárgate y búscate el tuyo— dijo la voz chillona.

Escuche otro sollozo y después una voz que reconocí muy bien.

—Lárgate Myrtle.

—¡No! Este es mi lugar.

—¡Ya cierra la boca fantasma asqueroso! ¡no eres más que una miserable sangre sucia!

Después se escuchó un grito que supuse provenía de la chica –o fantasma según había dicho– y el lloriqueo de una niña.

Después se volvieron a escuchar otros sollozos, que inmediatamente supe que no pertenecían a la chica.

Me acerqué un poco a la puerta que estaba abierta y asomé la cabeza solo para confirmar que el rubio estaba ahí recargado en uno de los lavamanos soltando sollozos de vez en cuando.

DE OTRA REALIDAD || Sara Maximoff||Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora