Capítulo 10. Amanecer del sueño deseado.

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Esa noche,  Marshall recibió a una visita inesperada. Una dalmata con unas caracteristicas distintas ligeramente. Su nombre era Melissa. Abreviado Mel, apodo que Marshall siempre utilizaba desde que la conoció en el bosquecillo de Ladriburgo. Mel había cuidado de Marshall cuando este estaba en la calle. Se habían conocido en un problema gordo. Marshall huía de la perrera igual que Mel. Finalmente, los 2 se cruzaron y huyeron juntos. Mel cuidó tanto como pudo a Marshall, un Marshall de 5 años. Sin embargo, su sorpresa al enterarse que su hermano menor era médico en jefe, decidió buscarlo. 

Mel: Marshall!! Hermano!!

Marshall le tapa la boca y baja la voz: Hola Mel. Un poco más de silencio, hay vecinos durmiendo. ¿Qué tal estás hermana?

Mel relata su salvaje vida de prófuga. La perrera la buscaba con especial atención, dado que había liberado a muchos cachorros. Al finalizar, entrega unos dibujos.... dibujos que Marshall reconoció al instante. 

Mel: Me dijiste que esta sería tu novia. (Coloca el dedo en el dibujo de Everest). La seguridad con la que lo decías era conmovedora. Y mira. Hasta soñaste que tenían una bonita familia. 

Marshall se sonroja: Guarda eso para más tarde hermana. ¿Tienes lugar dónde dormir?

Mel niega con la cabeza.

Marshall: Entonces ven. Entra. Te (bosteza)... preparo la cama.

Como Marshall prometió, preparó una habitación y luego se fue a dormir. 

*En el sueño de Marshall*

Marshall estaba casado. Con hijos y con Everest por esposa. Tenía a un señor viejo, vestido de negro y un bastón elegante como su portador. 

Anciano sonríe: Bueno. Cumpliste tu sueño Marshall. Me alegra. Estás casado. 

Marshall: No señor. No estoy casado. ¿Quién es usted por cierto?

Ezekiel: Me llaman E.I. o mejor conocido como Entidad Infernal. Pero puedes llamarme Ezekiel. 

Marshall: ¿Entidad... infernal?

Ezekiel: Claro. Pero no temas. No te haré nada malo. Ahora... se feliz con tus hijos e hijas. Disfruta con tu esposa y se leal a tu familia. Yo me encargaré, si cumples esto, que seas feliz. Si no.... bueno. Mejor que lo cumplas. ¿Vale?

Marshall: No entendí pero vale. 

Ezekiel desaparece. El sol tocaba el horizonte con un amanecer, y Marshall mira a su esposa. Esta, lo besa en la boca, que para Marshall sabía a miel. Sus hijos jugaban a su alrededor sin parar de reír y ser felices juntos. 

Marshall despierta porque la luz de una lámpara lo apuntaba.

Marshall parpadea y sonríe somnoliento: Creo que pronto le diré a Everest que la amo... no puedo dejar de pensar en las palabras de la Entidad, pero si se una cosa. Amo a Everest.


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Capítulo 11 ya traerá los próximos personajes nuevos. 21 votos gente. Me siento muy feliz.

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