DILL era un centro de tortura y aun así Jin no lograba entender cómo es que ningún jugador podía abrir sus ojos y ver la cruda realidad. Eran títeres, todos ellos, y es más, nadie podía asegurar que habría un ganador o si el juego solo mentía y quería terminar rápido con sus vidas, ilusionándolos un poco en el camino.
Jimin no tenía interés, se trataba de arriesgar, tirarse a la vida con los ojos vendados, asumiendo las consecuencias que aquellos actos traerían, por el momento era feliz disfrutando su contada existencia en boca de otro jugador que siendo sinceros ahora mismo debía estar en la cárcel, pero a Lujuria siempre le gustó la idea de tener sexo con un homicida.
No era ni más ni menos que Ira, el pecado capital asumido de Yoongi y bien personalizado a su manera. No eran exactamente amigos, sin embargo se complementaban muy bien. Cada vez que Yoongi explotaba en rabia, acudía al sexo brusco y qué mejor que el peli rosa para satisfacer esas necesidades con gusto.
Ambos tenían claro que no había amor, ni un pizca, incluso si a Yoongi se le escapaba un te amo en la cama y besaba su boca después de correrse dentro, Jimin sabía que mentía y que no dudaría en asesinarlo, y claro, él haría lo mismo. No se sentía decepcionado, al contrario, aumentaba su deseo de ver esa misma cara cuando esté a punto de acabarlo.
Game over.
Al cabo de tres días todo volvió a la normalidad, Jungkook asistió a clase como de costumbre y cumpliendo el acuerdo que había dicho con la directora o tendría problemas, siguió realizando misiones drásticas y jugando a la ruleta sabiendo el riesgo que corría, y continuó con su desinteresada vida vaga, viendo los especiales de anime o las maratones de películas del mundo de Marvel en el televisor hasta tarde.
Como siempre, no había señal de Taehyung en el salón ni a la hora de almuerzo.
— ¿Cómo te hiciste eso? —preguntó Jin. Ambos se encontraban en hora del almuerzo en la cafetería, Jungkook despegó la vista del plato de comida y miró a Jin que apuntaba con la mirada preocupada a sus muñecas.
— Ah, fue en una misión ayer. El muy bastardo trató de matarme —contó, sin interés, y volvió a masticar su almuerzo.
— ¿Jugaste a la ruleta? —Jungkook alzó ambas cejas y asintió.
— ¿Cómo lo sabes? —lo miró fijo.
— Solo esa parte del juego te entrega misiones que te dejan secuelas de esa forma —dijo, refiriéndose a sus cortes profundos que Jungkook no le dio la atención necesaria.
— Ah, eso... —se encogió de hombros.
— Es peligroso —lo fulminó con la mirada—. Jugar a la ruleta nunca es bueno, es como la deep web en el internet.
— No necesitas preocuparte por mí, Jin. Estoy bien —el azabache intentó tranquilizarlo con la mirada, viéndose bien para que Jin no se angustiara, algo que no estaba haciendo mucho efecto—. Además, no cometeré el mismo error que Yoongi o algo así, no recuerdo bien su nombre.
— Bien... Si tú lo dices.
Jungkook vio al pelirrojo unas mesas más atrás después de tres días de ausencia de su parte, almorzaba sin compañía, tenía toda una mesa para él solo y estaba mirando atentamente a alguien de la mesa izquierda que no notó la mirada curiosa del azabache frente a él.

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DILL [ vkook ]
Mystery / ThrillerSiete jugadores, siete pecados capitales, un ganador y dos personas destinadas a amarse y destruirse. Nota: La historia es de mi completa creación. No se aceptan copias ni adaptaciones.Todos los derechos reservados. © ( RESUBIENDO )