DILL [ vkook ]

Revelaciones

Jungkook quería un culpable, un maldito responsable de la muerte de su amigo. Namjoon estaba igual o más sorprendido que él, con el corazón entre los puños y sus ojos húmedos. El azabache dedujo que algo ocurrió mal, porque cuando terminó la misión Namjoon enloqueció y golpeó a los dos jugadores que restaban. No dejó de gritar sobre el supuesto problema, que por qué no hicieron su trabajo y quién lo hizo, pero ni ellos podían explicárselo. Jin murió a causa de un accidente, cruzándose al frente para así evitar que Jimin inmovilizara a Jungkook por la derecha. Ninguno de los dos lo vio venir. Fue un sacrificio que Jungkook no aceptó, incluso si su mejor amigo ya había partido.

El juego se hacía responsable de los jugadores y no podían saber de ellos después de la misión. No había un muerto que velar o enterrar, solo tristes noticias que permanecían en sus memorias por cuenta propia.

Jungkook observó la discusión, pensó en lo herido que podría estar Namjoon, en el inútil sacrificio de su mejor amigo y que obviamente no merecía. Quería creer que murió sin dolor, despojándose de este mundo en la tranquilidad que lo caracterizaba, en la paz que lo abrazaba por los hombros y en la alegría que siempre optó por mostrar. Nada de eso fue suficiente para calmar su ímpetu y solo se vio más descontrolado que antes. Su pecho dolía, su lengua se movía como el oleaje por las noches, golpeándolo y amenazándolo, diciéndole hablas tú o lo hago yo. Finalmente, lo hizo él.

El azabache se abalanzó sobre el cuerpo de Jimin en cuanto vio la oportunidad, su excesiva fuerza empujó a Namjoon, quien antes tenía al pelirosa por los hombros y ahora se lo entregaba al pelinegro. Jimin gruñó en cuanto Jungkook golpeó su mandíbula, escupió sangre de su boca y frunció el ceño bajo su flequillo rosado, bastante enojado. No se quedó atrás y le devolvió el puño, tendiéndolo sobre el suelo en un rápido movimiento que ni él vio venir. Nunca había que desafiarlo en una pelea de cuerpo a cuerpo, porque Jimin era experto en buscar debilidades. Pese a ello, el azabache no estaba dispuesto a dar su brazo a torcer. Dio la vuelta y desde arriba propinó sus nuevos golpes, hasta el cansancio, olvidándose de los demás, ignorando que lo tiraban por detrás, alejándolo de Jimin.

Taehyung detuvo la pelea. El pelirrojo lo empañó contra la pared.

— ¡Contrólate! —gritó en su cara.

— ¡Déjame en paz! —exclamó el azabache.

— ¡Te van a expulsar si sigues!

— ¡Me importa una mierda!

Jungkook lo apartó bruscamente y Taehyung maldijo, siguiéndolo por la espalda. Caminó hasta Jimin y lo enfrentó una vez más. El pelirosa plantó cara y, tanto como él, no le importaban las consecuencias. Si debía devolver el golpe, lo haría. Taehyung controló a Jungkook y Hoseok a Jimin, ambos sin ningún éxito.

— No tenías el derecho —gruñó el azabache frente a él—¡Eres un maldito cobarde!

— Él se cruzó en mi camino —replicó. Taehyung sostuvo a Jungkook con más fuerza, queriendo evitar su colapso.

— Entonces termina lo que querías empezar, hijo de puta —devolvió.

— ¡Jungkook! —exclamó Taehyung por sus palabras.

— Créeme que si pudiera matarte aquí mismo, lo haría.

— Basta, Jimin —dijo Hoseok.

— Cállate —fulminó Jimin, quien pegó su mirada al azabache con más impotencia. Una llena de odio—. ¿Cuánta gente va a tener que morir por ti para que decidas dejar de esconderte? Cobarde de mierda.

— Entonces pelea como se debe, marica. Sin gente a tu alrededor apoyándote. Solo tú y yo —gruñó entre dientes.

— Dile eso a tu dueño, perra —rio el pelirosa, refiriéndose a Taehyung—. Suéltale la puta correa, Taehyung. Deja que se defienda solo.