IV

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¿Marcel? ¿Harry? ¿Era Harry?.

Entonces me fijé en sus ojos, verdes azulados. Su sonrisa con sus hoyuelos, su pelo rizado que ahora parecía algo menos revuelto...Era él.

-¡Harry!—Casi pegué un chillido y di un salto para darle un abrazo.-

Él comenzó a reír y me abrazó con fuerza. Escondí mi cabeza en su cuello y la apoyé en su hombro.

Olía a algo parecido a menta. Le acabaría estrangulando si no le soltaba, pero no podía, era incapaz. Había vuelto tal y como me prometió.

-¡Hay que ver lo mucho que has crecido!—Dije aún de puntillas. Me separé de él. Seguía con esa sonrisa. Mi estómago se estrujó.–Y lo que has cambiado...—Añadí.

-Si... California me ha cambiado.-

Se encogió de hombros.

-Y tanto, Harry estás...—Me sonrojé. Carraspeé la voz.—Y ¿tus gafas?-

-Ahora uso lentillas. -Explicó.

Ninguno podíamos dejar de sonreír.

Entonces me acordé de la pulsera que teníamos cada uno de cuero. Era como un símbolo de la amistad o algo así que nos regalamos a los 16 años. Miré su muñeca y la vi.

La seguía llevando. Llevé mi mano hacia la pulsera gastada por el tiempo. Remangué la manga de mi chaqueta y se la enseñé moviendo mi muñeca con rápidos movimientos haciendo que él sonriera.

A lo lejos divisé a Arthur.

El chico que me comenzó a gustar hace casi un año.

Al verme el moreno sonrió y lo que habría hecho en una situación normal sería; suspirar, reír como un tonto y saludarle pareciendo un psicópata.

Pero no, en realidad ni me inmuté, le devolví el saludo con la mano y me volví a Harry que miraba con el ceño fruncido a Arthur.

Arthur era el típico popular que en el instituto de vez en cuando se había burlado de Harry y por eso nunca le había prestado atención.

Pero a los dieciocho, la gente cambia y madura. Arthur lo hizo. Empezamos a hablar... Y yo quedé como otro más loco por él.

Me parecía extraño no sentir nada al verle.

Y ahí estaba Harry volviéndose de nuevo a mí con su típica sonrisa y se encogió de hombros haciendo que yo sintiera el típico hormigueo en el estómago.

Ahora doy por hecho que, nunca me llegué a olvidar de él. Nunca dejé de pensar en él y ahora...

-Louis—Aparté mi mirada de los ojos de Harry para fijarla en Arthur que se encontraba a mi lado.—Te dejaste la bufanda en mi casa. Si quieres pásate esta noche a por ella.—Me guiñó un ojo. 

-Oh mi bufanda...—La dejé hace un par de días cuando tuve que acompañar a Zayn a recoger no sé que cosas de tatuajes.—Luego le digo a Zayn que la recoja por mí.—Le dije con amabilidad.

Miré de reojo a Harry, él estaba incómodo.

Y podía estarlo por varias cosas: Primero puede malinterpretar eso de que me dejé la bufanda en SU casa.

Segundo pasarme por su casa a la noche...Eso siempre llevaba un doble sentido -que siempre olvidaba buscar.-  Y por último, era Arthur, él le acosaba en el instituto.

-Ah...Uhm...de acuerdo...—No pareció muy de acuerdo con mi respuesta.—Está bien... —Miró a Harry. —¿Y tú eres?-

-Harry, Harry Styles.—Dijo con simpleza. Arthur hizo una mueca al escuchar su nombre, le sonaba el nombre y no sabía de que.—Marcel para ti.—Añadió Harry.

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