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Me levanté y bajé a la sala con Zayn.

Mi hermano, estaba tumbado bajo la mesa con un destornillador en la mano. No era un secreto que Zayn; no tenía ni la menor idea de arreglar cosas. Más bien...las destrozaba.

-¿Dónde estabas anoche? —Preguntó sin apartar la mirada del destornillador.

Di un respingo.

-En...mi habitación.—Dije con una sonrisa tierna. La mirada de Zayn se posó en la mía.

-Más le vale a ese no hacerte nada.—Murmuró.

-Ya...tranquilo.-

Me dejé caer en la silla del comedor.

Un bol de cereales esperaba a ser devorado por mi.

No fue mucho lo que tardé en comerme aquella taza con cereales de colores. Subí y recogí mi ropa, me puse unas mayas negras con mi camiseta de tirantes básica blanca tres tallas más grande. Danza.

Últimamente, había ido dejando las clases a un lado pero... Siempre viene hacer ejercicio y puesto que no me gusta correr... No veo muchas alternativas.

La escuela de danza estaba en el gimnasio, en el centro de la ciudad. Era un gimnasio enorme. Muchas salas distintas.

Todas ellas con un fin distito. Dejé mi mochila a un lado y me acerqué a Megan. Mi mejor amiga.

Ella, odiaba la danza.

Más que nada porque su cuerpo, a duras penas entraba en el traje de bailarina. Megan era una chica con curvas, ojos grandes color verde y un pelo marrón oscuro, casi negro.

-Megan.—Sonreí. Ella apartó la mirada de su teléfono.

-Me has tenido abandonada, no sé si te habías dado cuenta. –Dijo.

-Si, he estado ocupado. –Contesté haciendo estiramientos en la barra.

-¿Con qué?—Insistió.

-Nada.-

-Te vi con un chico.—Dejé mis estiramientos. Ella rió entredientes.—Muy guapo.—Añadió.—¿Tiene novia?-

Esa era la pregunta que Megan usaba con más frecuencia.

-Es gay-

-Vaya...—Chascó la lengua.

No tenía ni la menor idea del por qué le había dicho que aquello. Había sido un actoreflejo al ver como la mirada de otras chicas, se había puesto en nosotras tras pronociar 'Muy guapo'.

La clave para que todas estas chicas activaran una alerta en su interior.

La profesora llegó y todos nos pusimos en pie –a excepción de Megan- ella se limitó a mirarse en uno de los muchos espejos que había en la sala.

Mientras bailaba pensaba. Pensaba en Harry. Únicamente en él. Me llegaba a sorprender cada vez más ese chico.




Bajé las escaleras del gimnasio concentrado en mis pensamientos. Iba distraído hasta que escuché una risa ronca y grave muy familiar.

Mi mirada se elevó hacia una puerta azul de hierro. La miré por unos segundos hasta que por ella, salió Harry con un hombre.

Harry, iba sin camiseta, un pantalón rojo que le cubría hasta las rodillas y unas deportivas.

Una toalla estaba alrededor de su cuello. Sus rizos, echados hacia atrás por una cinta blanca. Me quedé boquiabierto al ver su torso; dos pájaros sobre su pecho, una mariposa en medio de este. Diversos tatuajes adornaban su brazo.

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