XXII

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Una sonora carcajada proveniente de mi amiga Megan, hizo que desplazara mi mano de mi mejilla a la mesa.

Mis dedos se movían con rapidez contra la madera haciendo un sonido sordo. Hice una mueca a la espera de que Megan dejara de reír como una loca.

-¿Te das cuenta de toda la imaginación que desprendes, Louis?—Preguntó Megan dejando de reír. La miré sin ninguna expresión en la cara.—Oh vamos... ¿Lo decías en serio?—Alcé ambas cejas afirmando. —¿Eres consciente de las historias que te montas?-

-Supongo... -Suspiré.

-Quiero decir... ¿En serio crees que Harry se iría con Zack, bailaría con él, besaría a Gigi y tu borracho llegarías a casa hecho una mierda?—Preguntó dispuesta a reír de nuevo.

-Es una posibilidad...—Comenté levantándome.—Tal vez lo de Gigi sea demasiado...-

-¿Exagerado? ¿Imposible tal vez? —Me interrumpió mi amiga.

La acusé con la mirada.

-Nada es imposible. -Dije con desinterés.

-Lo tuyo es imposible.—Suspiró Megan. —¡Es una fiesta!–Señaló mi conjunto.—Lo que me acabas de contar, solo da pie a algo típico de una novelucha adolescente.—Dijo volviendo a reír. –Vas a ir a esa fiesta y te lo vas a pasar bien. Fin.-

Suspiré. Tal vez, tenía razón.

Yo era una exagerado con demasiada imaginación.

Centré mi mirada en Megan. Ella, ojeaba su teléfono móvil despreocupada. Llevaba un pantalón ajustado que hacía resaltar sus gruesas piernas. Sonreía de vez en cuando a la pantalla y me preguntaba con quien narices hablaba.

En un impulso juguetón le quité el móvil. Me clavó sus uñas recién pintadas en el brazo lo que hizo que diera un grito de protesta.

Mi ceño se frunció y me encaminé a la puerta en la que recientemente habían llamado al timbre.

Hice a Megan un gesto obsceno con mi dedo corazón antes de abrir la puerta.

Sonreí al ver a Harry vestido casual. Unos pantalones negros y una camiseta con diversos dibujos en ella. Él dio un paso hacia mí y me apretó la cintura cariñosamente antes de darme un beso.

-¿Nos vamos?—Susurró con sus hoyuelos presentes. Asentí algo tímido en respuesta. Alzó la cabeza.—Adiós Megan.—Se despidió de mi amiga.-

-Adiós chicos.—Contestó sin despegar su mirada del movil.

Comenzamos a andar. Ambos íbamos hablando pero yo de vez en cuando dejaba pasar el tiempo en silencio. Le había dado vueltas a lo que le había contado a Megan y... ¿Y si ocurría de verdad? No había por qué descartarlo.

Rasqué mi cuello en cuanto la música se empezó a escuchar a unos metros de la casa. Mis pies eran arrastrados por el asfalto.

Harry se paró y se giró para mirarme. Alzó una ceja a modo de pregunta.

-No quiero ir.—Murmuré.

Harry, frunció el cejo ligeramente. Giró sobre sí mismo para observar unos segundos la casa de Zack.

-¿Por qué? -Preguntó acercándose a mí.

Me encogí de hombros sin saber muy bien que contestar. Digamos que estaba tomando una actitud algo infantil. Harry, optó por no preguntar más. Me dedicó una sonrisa dulce y me abrazó besando mi cabeza.

-Podríamos ir al cine... —Ofrecí sin separarme de Harry.

Mantenía los ojos cerrados mientras hablaba. Harry emitió una sonrisa ronca.

-Podríamos...—Aceptó y frotó mis brazos para luego coger mi mano.

Siempre había sido el chico que prefería el cine a una borrachera. Una tarde con Megan a una tarde con chicos totalmente distintos a mí, un día con Harry a un día en el estudio de danza... ¿Por qué empezar a asistir a fiestas ahora?.



Comenzamos una nueva etapa.



-Louis has pasado todas las pruebas; prácticas y teóricas.—Me felicitó la directora de la academia con un diploma en la mano.

Sonreí ante los aplausos y gritos que la gente me daba al recibir ese pequeño y gran título... Me di media vuelta para saludar y me encontré con la mirada risueña de Harry.

Estaba orgulloso de mí. Él mismo lo decía una y otra vez a sus amigos.




Dejamos atrás las malas sensaciones.


-Adivina quien se casa el año que viene...—Dijo Zayn emocionado.

-No puede ser. —Dijimos Harry y yo boquiabiertos.

Zayn, se limitó a reír abrazando a Gigi -la cual, no resultaba ser tal y como yo la idealizaba-, la besó y sonrieron ampliamente.



Sorpresas inesperadas.



Corríamos por toda la casa. Los pantalones del pijama de Harry, me estaban demasiado grandes e iba sujetándolos todo el tiempo. Harry y yo reíamos como dos niños pequeños.

La desventaja es, que siempre pierdo en estos juegos. Harry, me sentó en el sofá y me miró sonriente aún con la respiración agitada por nuestra persecución.

Se arrodilló frente a mí.

-¿Quieres casarte conmigo?-



Acogemos ideas nuevas.



-Dime que han aceptado...—Dijo Megan detrás de la puerta del baño.

Inspiré profundamente y abrí la carta.

Comencé a leer y abrí la boca anonado.

-Vamos a ser papás...-

Sonreí al ver los papeles de adopción.

M A R C E L Donde viven las historias. Descúbrelo ahora