Después de dejar a Mina en su "cómoda habitación", Minho y Dahyun decidieron beber cerveza en el viejo sofá celebrando el éxito de su malvado plan. Por otro lado la menor de los hermanos se dedicó a fumar en el exterior de la vieja cabaña donde solo se podía oír los cantos de los grillos y de alguno que otro búho que se escondía en algún árbol.
—¡Chaeyoung!—Escuchó la menor desde la casa.—¡Chaeyoung ven aquí!—Era Minho llamándola.
—¿Y ahora qué?.—Gruñó tirando al suelo el cigarrillo posteriormente pisarlo.
—¡Chaeyoung! ¿¡donde diablos estas!?—Volvió a gritar su hermano. Se oía ebrio ya.
—¡Ya voy!—Contestó fastidiada. Quería irse de ese lugar cuanto antes. No quería estar allí tanto tiempo ya que jamás estuvo tan de acuerdo con ese macabro plan, pero claro, debía respetar a sus hermanos mayores.—¿Que quieres?—preguntó de mala gana al llegar frente a ellos.
—Ve y ciérrale la boca a esa perra.—Ordenó Dahyun lanzándole un rollo de cinta adhesiva gris.
—Pero...—En el aire atrapó el objeto.
—Solo hazlo Chaeyoung. Me tiene harta con sus gritos.—Efectivamente Mina seguía pidiendo auxilio desde la habitación, pero era imposible que alguien la escuchara ya que estaban a mitad de un enorme bosque entre las montañas muy lejos de la ciudad más cercana.
Murmurando insultos contra sus dos hermanos mayores y con la cinta en sus manos, la menor cabizbaja caminó por el mugriento pasillo hasta llegar frente a la habitación cerrada con candado.
—¡Auxilio! ¡Ayúdenme!—Desde afuera escuchó los gritos y llantos desesperados de la chica.
En cuanto la puerta abrió Chaeyoung, los gritos de la chica cesaron. La chica privada de libertad corrió hasta el colchón arrinconándose lo más que pudo en la esquina aún con las manos atadas con una soga rasposa que lastimaba sus delicadas muñecas.
La chica había estado pidiendo ayuda por la única ventana que tenía la pequeña habitación, que para ese momento estaba sellada en su totalidad con pedazos de madera que el mismo Minho días antes colocó.
Todo había sido cuidadosamente planeando semanas antes por los dos mayores.
—¿Por qué gritas tanto? Nadie te oirá.—Le
Dijo Chaeyoung sintiendo un poco de lástima por ella. Mina no la miró, Ella solo se arrinconó más en aquella sucia esquina, sollozando, temblando de miedo y frío algo que no pasó desapercibido por la coreana.—¡Chaeyoung!—De nuevo su nombre escuchó desde afuera—¡Asegúrate de cerrarle bien esa boquita. En un momento estoy con ella!—Era Minho otra vez. Chayeoung sabía lo que su hermano haría con esa pobre chica. Ella suspiró, pero no podía hacer nada para evitarlo.
—No, no, no.—Mina pronunció entre sollozos al ver entre sus largo cabello como la coreana desprendía el primer pedazo de cinta y pegarlo a su sudadero en su brazo.—No lo hagas por favor.—Suplicó.—Por favor no...—Suplicó temblando mientras apretaba los ojos. Sintió el colchón moverse entonces supo que la chica venía hacia ella.—No por favor, por favor....—Suplicó ladeando la cabeza, con el cabello desparramado sobre su rostro.
—Ven aquí.—Ordenó Chaeyoung colocándose de rodillas a su lado intentando tomar su rostro.
—No por favor...—Lloró aún más la chica escondiendo su rostro contra la pared.
—¡Maldita sea, mujer!—Gritó muy fuerte exaltándola y al mismo tiempo tomándola por los hombros y así gírala.
—No... No, por favor...—Dijo en llantos ahogados escondiendo su rostro para no ser callada. Chaeyoung luchó con ella hasta que pudo sostenerle la mandíbula, pero cuando estaba a punto de ponerle un pedazo de cinta sobre sus labios, Mina la empujó como pudo haciéndola caer de espaldas. Furiosa Chaeyoung se levantó, piso de rodillas y sin importarle nada, la zarandeó de un lugar a otro por los hombros, Mina no se dejó y de nuevo como pudo la volvió a empujar hacia atrás provocando que Chae perdiera el equilibrio y cayera, pero esta vez se la llevó consigo.
Mina cayó directamente sobre ella, sus rostros quedaron tan cerca que sus alientos llegaron a mezclarse. La japonesa no se pudo apoyar en el colchón ya que estaba atada de manos. Y en ese instante que la japonesa estuvo sobre Chaeyoung, el mundo se detuvo para la coreana. Ahi entre los cabellos largos y revueltos de la japonesa, Chaeyoung quedó paralizada.
Ese olor. Ese dulce aroma que la chica desprendió de sus cabellos, cuerpo y ropa sus fosas nasales lo reconocieron de algún lado. Chaeyoung estaba segura que había sentido ese mismo aroma en algún lugar del mundo, pero no sabía de donde.
Su mente trabajó el triple para intentar saber de donde había sentido ese mismo aroma.
Estaba cien por ciento segura que esa no era la primera vez que ella sentía ese olor.
Y entonces cuando Mina se lanzó a un lado sobre el colchón e intentó levantarse, su rostro al fin quedó descubierto mostrando así sus hermosas facciones, que aunque sus ojos estaban rojos e hinchados, su labio inferior levemente partido y el pómulo de un color violeta, no le quitaba lo divinamente hermosa que era.
Chaeyoung abrió los ojos. El recuerdo hizo clic.
—Tu...—Chaeyoung susurró estupefacta al reconocerla.
Mina a la pared retrocedió jadeante.
La recordó, a esa chica ya la había visto días antes en una de las calles de la ciudad. Ella era la chica que había estado rondando en su cabeza los últimos 6 días sin que pudiera evitarlo.
Y es que Justo hace 6 días, por órdenes de Dahyun, Chaeyoung llegó hasta las puertas la enorme universidad donde Mina estudiaba.
Chaeyoung debía conocer el lugar donde estudiaba la hija del Juez que según ellos tuvo la culpa de que su padre fuera asesinado a sangre fría en la prisión.Eran exactamente las 2:56 cuando la coreana caminaba tranquilamente por la acera cuando de repente de la nada salió una chica chocando contra ella.
"Perdón, perdón" se disculpó la chica haciendo un par de reverencias antes de salir corriendo otra vez.
Chaeyoung no tuvo tiempo de responder ya que había quedado maravillada ante semejante belleza.
Sus ojos escondidos detrás de esos anteojos de sol jamas había visto a un ser humano tan hermoso como lo era esa chica. Ojos pequeños y marrones, labios finos al igual que su nariz, y un par de lunares adornado su rostro.
Chae sonrió soltando un "wow" mirando como la chica se alejaba, pero entonces vio algo sobre el suelo. Un pequeño broche brillante. Al recogerlo y olerlo supo que era de ella. Tenía impregnado el mismo aroma que la chica desprendió cuando chocó contra ella.
Era ella. Si, era la misma chica.
Como podría olvidar aquellos bellos ojos rasgados de color marrón, aquellos dos lunares que adornaban su rostro, uno sobre su perfecta nariz y el otro sobre sus delgados y rosados labios.—Ahí estas princesita...—A lo lejos oyó la ronca voz de su hermano—¿Chaeyoung qué haces ahí? ¿Por que no le haz cerrado la boca?—Recriminó a su espalda. Ella aún seguía sobre el colchón apoyada como sus codos.
—Ella me golpeó.—Mintió sin quitar la mirada sobre la aterrada chica que lloraba y temblaba.
Definitivamente era "La chica del broche Rojo" como Chaeyoung le puso ese día.
Era destino o casualidad, Chaeyoung no lo sabía, lo único que si sabía era que no iba a dejar que aquel animal salvaje que se hacia llamar su hermano le pusiera un dedo encima.
—Ven aquí princesita.—A ella se acercó Minho tomándola por el rostro en tanto Chaeyoung se incorporaba.
—¡¡No!! ¡¡Suéltame!!—
—Vete Chaeyoung—Ordenó olfateando su cuello como perro sin importarle las lagrimas de la japonesa.—Hoy serás mía.—Con su enorme y rasposa lengua, Minho recorrió su rostro y parte de sus labios.
—Ayuda por favor...—Suplicó Mina en llantos desgarrados. Le era imposible forcejear con aquel musculoso y alto hombre.—¡Por favor!—
Y entonces sus gritos de ayuda fueron escuchados.
—Suéltala, no la toques más...—Minho oyó a su espalda. Era la voz firme de su hermana menor.
Gracias x leer.
ESTÁS LEYENDO
La chica del broche Rojo (MICHAENG) PAUSADA
FanfictionEra ella. La chica del broche rojo. ¿Por qué tenía que ser ella?