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Mario estaba a punto de salir a buscar a su novio, ya eran las seis y el azabache había salido a las cuatro, simplemente iba a perder la cabeza si se demoraba un minuto más así que a unos pasos de la puerta, él omega apareció por la entrada principal así que con rapidez el mayor lo abrazó por los hombros.

-Armando Mendoza me vuelves a asustar así y te juro que me tiro por la ventana.

-Ya ya, n-no digas estupideces.

El azabache estaba más que nervioso, unos minutos atrás la prueba de embarazo mostró un resultado que le puso los pelos de punta, lloró y rio , sintió miedo, rabia, pero más que todo felicidad, esas dos rayitas rojas automáticamente le hicieron pasar sus manos por su vientre, había vida dentro de él, iba a ser papá.

-Pero es que Armando, yo me preocupo, por favor hablemos ¿si? dime qué pasa.

Mario estaba demasiado preocupado con la actitud del omega, no quería comer, no quería estar con él, se la pasaba todo el tiempo en ese cuarto o afuera, todo eso llevaba su preocupación a niveles donde ya pensaba que su novio ya no lo quería y aunque le rompiera el corazón si tendría que alejarse...lo haría, todo por estar bien con él.

El azabache tomó el rostro del mayor empezando a darle un beso tierno, pero aún así ansioso de una forma u otra tratando de prepararlo para la noticia, el más alto le quitó su chaqueta esperando que esta vez si accediera a hacer el amor.

-A-amor, tengo hambre.

Habló el menor quien se separó carraspeando dedicándole una sonrisa reconfortante, el castaño asintió y preparó la comida mientras que el omega se ponía su pijama ocultando en uno de los bolsillos del pantalón la prueba de embarazo.
Unos minutos después estaban en el sofá viendo la televisión a unos bocados de terminar de comer y alfa no se esperó, enserio quería respuestas.

-Ya puedo saber qué pasa?

Armando tomó una bocanada de aire y dejó el plato en la mesa de centro.

-Primero cierra los ojos y luego pones tus manos así.

Imitando la acción del menor colocando sus manos como para recibir algo, con confusión cerró sus ojos.

-Listo.

El más bajo sacó la prueba de su bolsillo y con lentitud la puso en sus manos, el castaño iba a abrir los ojos al no saber bien qué era, pero el menor puso su mano con rapidez ocultándolo.

-¡Espera! antes que veas que es, quiero que sepas que te lo estoy mostrando porque no quería ocultarte esto y pues ¡sorpresa!

Habló de manera rápida, con un tono nervioso y al final algo alegre para tratar de ocultar su angustia, Mario sonrió y alfin abrió los ojos tomando el objeto acercándolo a su campo de visión, pasaron tres segundos y la mueca en el rostro del menor que pretendía ser una sonrisa se empezaba a desvanecer al ver que el alfa se quedaba quieto sin decir nada.

-M-mario?

-E-esto...t-tú

Esa sin dudas no era la reacción que esperaba el omega, su novio seguía viendo el objeto sin ninguna expresión, Armando solo pudo pensar lo peor.

-¡Bien! ¡no digas nada! ¡ni que necesitara tú maldita ayuda para hacerme cargo de esto!

Con brusquedad el menor se levantó del asiento gruñendo dispuesto a irse pero el mayor alfin lo vió a los ojos con pequeñas lágrimas tomando su antebrazo con fuerza.

-V-voy ¿voy a ser papá?

Una pequeña sonrisa apareció en su rostro logrando que el menor refunfuñara, lo tomó de los hombros zarandeándolo hacia adelante y hacia atrás, sentir ese suspenso no la había gustado para nada, realmente se había asustado.

¡¿Un Omega?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora