♡Little stories 5♡

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----Un día normal con adolecentes----

La niñez fue linda pero la adolescencia, estaba siendo un mayor reto de lo que pensaban.

-¡Victor, ven para acá!

-¡Tú no me mandas!

El joven de unos diecisiete años, de cabello corto, múltiples accesorios como aretes, una cadena de oro y anillos vestido con un jean, una camisa negra abierta que mostraba su pecho azotó la puerta de su cuarto adentrándose con rabia mientras dejaba a su padre con un regaño en la punta de la lengua.
Por consiguiente prefirió llamar a su otro hijo para que hiciera que el otro gemelo entrara en razón.

-¡Vincent!

El anterior mencionado salió de su cuarto, sus cabellos ondulados caían en sus ojos, con unos audífonos que cubrían sus orejas y solo usaba un saco increíblemente grande y un pantalón de sudadera completamente dándole una mirada inexpresiva adornada por sus ojeras cruzado de brazos.

-¿Y si dejas de gritar?

El Omega vió a su hijo suspirando tratando de calmarse, tenía a Víctor enojado porque no lo dejaba ir a una fiesta y a su otro hijo encerrado en su cuarto la gran mayoría del día sin si quiera recibir una gota de sol, respiró hondo asintiendo para luego dirigirse a su cuarto donde estaba su esposo y dejar de molestarlo porque sabía que aunque no tuvieran una mala relación, a veces el más retraído no le gustaba tratar con las personas.

-Mario.

-¿Qué?

Habló esté sin voltearlo a ver continuando su lectura y esto sin dudas sacó de sus casillas al azabache, ninguno de los tres castaños en esa casa le ponía atención, estaban tan hipnotizados con sus propios intereses que ni si quiera recibía un gracias a la hora de cocinar u organizar sus habitaciones.

Con más tristeza que otra cosa el Omega se dirigió a su armario donde sacó una chaqueta y es que iba a salir, así que llamó a un amigo y salió de la casa, necesitaba tiempo para él y por la ira del momento se prometió que ese había sido su último intento de convivir familia, ya no quería sentirse solo.

Las horas pasaron y Vincent salió de su habitación en busca de comida, pero al ver todo vacío decidió buscar a su papá, claro sin tener éxito.

-Papá...¡ papá!

El jóven tuvo que gritar ya que su padre alfa estaba roncando acostado en su cama, Mario despertó asustado.

-A-armando, Armando, mis bebés.

Balbuceó pero al ver a su hijo viéndolo con seriedad calmó su respiración con una mano en su pecho gracias al susto le había dado.

-Papá, no está.

-¿Qu-qué? ¿Cómo así que no está?

La calma en el mayor realmente no duró mucho ya que al levantarse y llamar al menor un par de veces y no escuchar nada se alarmó demasiado pero obvio no quería demostrarlo en frente de su hijo.

-B-bueno bueno, entonces mientras llega Armando podemoss pedir algo, llama a tú hermano para decidir que vamos a comer.

El menor hizo caso dejando a Mario solo viendo a la nada, no sabía a dónde su Omega había ido y se sentía culpable que no le había puesto atención en ese precio momento.

-am.. papá, Victor no está.

El joven alfa habló con timidez, temeroso de la reacción de su padre quien abrió los ojos como platos y corrió por toda la casa buscándolo sin tener éxito, llegando al punto de inicio sentándose en el gran sofá sin saber que hacer mientras que su hijo tomaba la iniciativa de pedir algo de comida para luego sentarse al lado de su padre.

¡¿Un Omega?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora