Una nueva YO

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-Tomé mi mochila de la escuela, las bolsas de basura que tenían mis vestido y me apresuré a tomar mi teléfono para comunicarme con la única que persona que se que me comprendería, Jay, siempre ocupamos el lugar de los segundos, a diferencia de mi eligió ser indiferente ante la situación de ambas familias, pues mientras yo ocupaba mi tiempo e la escuela, clases particulares y clases de música y modales, él solo disfrutaba de su vida, asistimos al mismo colegio y para mi era normal verlo todos los días, pero habia momentos en lo que se desaparecía,  nos encontrábamos un par de veces los fines de semana, cuando ambas familias se reunían para comer y arreglar temas de la boda, en muchas ocasiones me invitaba a pasábamos el rato juntos, me enseñó a jugar videojuegos y a montar a caballo, aunque dejamos de hacerlo por que mi madre me lo prohibió, decía que esas actividades no eran propio de una dama, ahora veremos que más no es propio de una dama.

-Como sigues?- fueron las primeras palabras que pude enviarle, hoy fue el funeral de su abuelo y tal vez no tenía animo para hacer nada.

 Jay :Bien, algo triste pero bien

Jay: Oye, no es algo tarde para tu hora de dormir?-  por lo regular siempre me duermo a las 10:30 de la noche y el lo sabe, siempre se burla de mi por eso y ya son más de las 11

-Si, pero aún no tengo sueño

-Quieres hacer algo divertido?- pregunto ansiosa

Jay: No quiero volver a jugar ajedrez contigo, siempre ganas tu, además es muy aburrido- la última vez que estuvimos juntos lo invite a jugar y perdió todas las partidas-

-Entonces ayúdame a escaparme de mi casa- vio el mensaje pero no me contestó, me recosté en la cama y sentí mi teléfono vibrar, era él.

-Quién es?, donde está Olivia- fueron las primeras palabras que escuché

-De que estas hablando soy yo

-Si como no, la Olivia que conozco nunca se escaparía de su casa, dígame quién es y como es que tiene su teléfono, si no quiere que llame a la policía- estaba empezando a molestarme

-Jason Samuel  Rogers, soy yo Olivia, si no estas ocupado pasa por mi en 5 minutos y no te estaciones enfrente de mi casa, me voy sola si no vienes, te lo digo enserio- suelo decir su nombre completo cuando estoy molesta con él, colgué el teléfono y me dirigí hacia el balcón de mi habitación, solo espero que Jay si venga y no piense que es una broma o peor que enserio llame a la policía.

Intenté bajar por el balcón, como tantas veces vi hacerlo a Elena, debo admitir que no fue buena idea, caí en los arbusto y terminé con las rodillas raspadas, me levante y acomode un poco la pequeña ropa que traía, me colgué mi mochila y las bolsas con mi ropa, salí con cuidado para que nadie me escuchara, al salir caminé unos pasos y vi el auto de estacionado con Jay apoyado en el capo, al verme sus ojos casi se salen de su cara.

- Quién eres?- me pregunto caminando hacia mi- y que le hiciste a tu cabello?

-Te gusta?- pregunto dando una vuelta en mi lugar 

-No- su voz me sorprendió fue demasiado fría- por que cambiaste, donde está la niña dulce que conozco, por que de repente te hiciste eso- me señalo de pies a cabeza-

-Acaso no te gusta?- pregunte algo enojada

-No es que no me guste, si no que no pareces tu, donde está la Livy que usa vestido y tacones?, la niña del peinado perfecto y cabellos largo?- tomo de mi mano apretándola un poco, se notaba su preocupación pues yo nunca habia hecho nada como eso, nunca me rebele ni menos habia pensado en escaparme de casa- que fue lo que te paso?

Me solté de su agarre- Esa niña, ya se murió, está es la nueva yo, mejor acostumbrarte a ella- le di una mirada llena de rabia y comencé a caminar sin ningún  destino en particular, caminé por 10 minutos, ya me encontraba a una distancia considerable de mi casa, no pensaba volver, ese lugar me hizo sufrir mucho, quiero ser libre, pensé que Jay me ayudaría pero no contaba con que el también me ve como la niñita perfecta que necesita atención, de pronto comencé a sentir frío, son los Ángeles y es un lugar caluroso pero no  por la noche y como no voy a tener frío con la poca ropa que llevo, con la mirada en el suelo y abrazándome a mi misma continué caminado-

La sustitutaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora