Luz

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Olivia

El tiempo en este espacio oscuro funciona de una forma extraña, hasta hace unos momentos sentía el pasar de las horas, pero parece que pasaron apenas unos minutos cuando mi nana me deseó las buenas noches y ahora me está dando un beso de buenos días, mi percepción del tiempo está alterada, así no podré determinar cuanto tiempo llevo así, es como si volviera dormir cada vez que me encuentro sola y  despierto cada vez que alguien me llama, aunque preferiría despertar solo para escuchar a algunas personas, recientemente me han visitando mi nana y mis padres, sinceramente quisiera evitar las visitas de esos últimos, pero en mi condición no puedo negarme, tal vez fueron por las palabras de mi abuela que noto un gran cambio en mi padre, de vez en cuando lo siento tomar mi mano y lo escucho hablarme sobre su día, parece que habla más conmigo estando así que cuando podía responderle, la que nunca cambiará es mi madre, sigue sin querer hablarme, no se ha acercado a mi ni una sola vez a pesar de que mi padre se lo ha rogado constantemente, siempre dice que si lo hiciera sería como acariciar a un cadáver, aunque ella lo desee con todo su corazón todavía no he muerto, siento mucho decepcionarla pero no tengo intenciones de hacerlo

-Está situación te tiene cada vez peor- escuché decir a mi madre- yo creo que lo mejor sería enviar a esta niña al internado

-¡¡¿Cómo puedes decir algo así?!!- gritó mi padre- Mandar a nuestra hija afuera del país es impensable

-Por favor Gabriel, incluso antes de que esto pasara ya estabas decidido a mandarla a Suiza- él no lo negó- piensa en esto como una oportunidad

-¿Una oportunidad?

-Sí, no pondrá resistencia y le diremos a todos que la enviamos al extranjero en busca de un mejor tratamiento médico- mi padre no dijo ni una palabra- piénsalo Gabriel, no solo dejaras de preocuparte por ella si no que también dejará de ser un obstáculo para nuestros planes

-¿Un obstáculo?- escuché a mi abuela decir- eso es lo que piensas de tu hija?- mi padre seguía sin decir nada, mi nana siempre me decía que el que calla otorga, y hora el silencio de mi padre me dice que eso es justo lo piensa de mi- ¿cómo creen que se va a sentir esta pobre niña cuando despierte en un país que no conoce?

-Deje de entrometerse, esta decisión solo nos compete a Gabriel y a mi

-Me compete a mi también porque soy su abuela

-No madre- por fin mi padre salió de su trance- Isabella tiene razón

En algún lado escuché que si no esperas nada de nadie nunca serás decepcionado, es por eso que mi padre le haya dado la razón a mi madre ya no es ninguna sorpresa para mi, ya no me hace sentir nada, pero no voy a permitir que decidan por mi, con toda mi fuerza intenté despertar, intenté recuperar el control de mi cuerpo y supe que estaba funcionando cuando escuché el monitor cardiaco sonar a un ritmo diferente, traté y traté, hasta que poco a poco pude mover mis dedos y posteriormente mis manos y brazos, el proceso fue extremadamente doloroso pero cuando menos me dí cuenta pude abrir los ojos, quedé cegada momentáneamente por la luz de las lamparas del techo, lágrimas rodaron por mis mejillas, es difícil para mi explicar lo mucho que me hace feliz ver el brillo de una luz artificial, por fin salí de la oscuridad

Tardé unos segundos en acostumbrarme a la luz pero una vez que lo hice me levanté cuidadosamente de la cama, retiré de mi cuerpo los cables que me unían a los aparatos médicos, en mi boca tenia un tubo que retiré de inmediato pero en cuando salió me dejó con una extraña dificultad para respirar, esta bien, supongo que ya pasará, mis padres y abuela ni siquiera notaron que estaba de pie porque seguían discutiendo entre ellos

-Tiene que irse- dijo mi madre con rabia-no sabemos lo que hará en cuanto despierte, tenemos que hacer lo mejor para la familia y tomar precauciones, por eso es mejor que se valla ahora que no puede hacer nada

La sustitutaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora