1. Contacto visual

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—¿Por qué tengo que estar yo aquí? —cruzada de brazos, la pelirroja no podía pensar en nada más que en volver a casa, quizá robar un poco de vodka y caviar de la alacena y comerlo mientras veía algún show basura americano.

—Porque era mi hermana y me quieres —Yelena, digno de alguien a quien sí le interesaba no ser descubierta, se encontraba tras la pared que doblaba la esquina, asomándose ocasionalmente para verificar que el grupo de amigos seguía en el mismo sitio—. Y porque me la debes —tuvo que agregar, la mirada de Natasha era de incredulidad y la verdadera razón debía salir a la luz.

—¿No se te ocurrió una mejor forma de hacerme pagar? Sabes que Steve es mi amigo, puedo pedirle que los presente y todo listo —la última visita del mejor amigo del rubio, James Barnes, había resultado con su hermana pequeña flechada casi al instante, y ahora quería probar algo de suerte y descubrir si había sido algo mutuo.

—Pero no quiero que sea así, sería forzarlo

—¿Más forzado que el hecho de acecharlos hasta toparnos con ellos "por accidente"?

—Sí, ahora guarda silencio —hizo el ademán y el shh que salió de sus labios fue quizá demasiado fuerte, al menos lo suficiente para llamar la atención de aquellos a quienes espiaban

—Неуклюжий (Torpe) —torció la mirada y suspiró al ver a los jóvenes acercarse hacia ella.

—Natasha, Yelena, toda una sorpresa encontrarlas aquí —saludó Steve, aquel que conocía a las hermanas de hacía tiempo

—Sí, ¿verdad? —la rubia se incorporó, dejando el escondite antes de lo que había previsto.

Casi todos los rostros tenían, cuando menos, algún elemento fácil de recordar para ella; una vez como mínimo los habría visto al lado de Steve. Todos excepto uno. Mientras Barnes y su hermanita parecían ponerse al corriente, había una silueta que le costaba reconocer, ni la forma de aquella espalda, ni siquiera su ropa tenían algún archivo en su memoria, ¿habría sido capaz de olvidar a alguien?

—¿El gato te comió la lengua?

—Más bien me ha dejado la curiosidad que lo ha aniquilado —su mirada no abandonaba al desconocido, entrecerrando los ojos ocasionalmente para enfocar mejor.

—No lo conoces —Steve aclaró sus dudas, entonces no era su memoria fallando; al menos ya podía dejar de acosarlo con la mirada—. Es amigo de James, a decir verdad, cuando le contó que vendría él se apuntó en el viaje y...

—No me hagas sonar como un aufdringlich (entrometido), Rogers —le tomó por sorpresa la nueva voz uniéndose a la conversación—. James me invitó y me pareció una buena idea conocer a sus otros amigos, ¿los de las fiestas alocadas?

—¿Rogers en fiestas alocadas? Creo que te has equivocado de- —el mundo se detuvo en cuando sus miradas conectaron, todo, incluso su propio tono burlón desapareció justo en el momento en que había decidido hacer contacto visual con el joven, presumiblemente, alemán— -persona —era como si su cabeza hubiese dejado de funcionar; un reinicio forzado que la dejó en blanco por algunos segundos, con poco raciocionio.

—No lo he dicho por él, me han contado grandes historias sobre ti; Natasha, ¿cierto? —la tranquilidad con la que hablaba era contagiosa, casi podía sentir la voz del contrario "acariciando" sus oídos.

—Ajá —una voz más aguda de lo normal hizo lo posible por salir y responder aquella pregunta tan casual; un escalofrío le recorrió la espalda cuando la fría mano de aquel "desconocido" tomaba la suya y dejaba un muy pequeño beso en sus nudillos.

—Un placer, Helmut Zemo

Fʟᴜғғᴛᴏʙᴇʀ [2021]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora