0. 𝘊𝘢𝘥𝘢 𝘯𝘰𝘵𝘢, 𝘤𝘢𝘥𝘢 𝘢𝘤𝘰𝘳𝘥𝘦 - 𝘗𝘳ó𝘭𝘰𝘨𝘰

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Cierro por fin la puerta a mis espaldas tras horas y horas de subir y bajar escaleras, entrando una y otra vez en ese sitio, que ahora puedo sentenciar como mi nuevo piso. Camino lentamente, y observo todo el salón, únicamente repleto de cajas y cajas de cartón que cargan todas mis cosas que en algún momento tendré que empezar a colocar, y de solo pensarlo me estalla la cabeza.

Camino hasta llegar a la cama y me tiro sobre ella bocabajo sin pensarlo dos veces, exhausta. Levanto la cabeza y miro el reloj que llevo en la muñeca: 17:30; aún es por la tarde, pero tengo todo un fin de semana por delante antes de que empiecen las clases, y eso conlleva mi primer año de universidad, así que supongo que no me dañará dormir...

Me come los pensamientos el simple hecho de pensar que comienzo la universidad, una etapa tan completamente distinta a todo lo que he hecho hasta ahora y más aún que he tenido que mudarme para poder estudiar lo que quería y en la universidad de mis sueños.

Sin duda ha sido un camino duro, pero creo que ha merecido la pena... Los recuerdos, los estudios, la experiencias y amigos que puedan llegar por el camino; quien sabe, puede que no pase nada o que mi vida entera cambie.

Mientras aún le doy vueltas una y otra vez al tema, no logro darme cuenta de que vuelvo a cerrar inconscientemente los ojos, hasta finalmente quedarme dormida. Pero realmente es absurdo... ¿Qué puede cambiar en tan solo 4 años?

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Un sonido amortiguado y extrañamente familiar me despierta, así que, aturdida, miro mi alrededor, recordando poco a poco que ya no estaba en esa misma casa en la que me he acostumbrado a vivir y dormir siempre, y de repente vuelvo a centrarme en ese ruido que no parece muy lejano y me tiene desconcentrada.

Reviso el reloj de nuevo, 20:38, parece que he dormido más de lo que esperaba, y comienzo a distinguir con más detalle el sonido, pues parece venir del piso de arriba...

Joder, pues claro que conozco ese sonido; me levanto de la cama poco a poco y atenta escucho cada nota, cada acorde, todo se me hace completamente fácil de reconocer: Aquí hay alguien que parece ser que toca la guitarra eléctrica...

Voy caminando hasta el salón y busco con la mirada entre todas las cajas hasta que localizo una funda negra y alargada al fondo del todo, así que me abro paso como puedo hasta acercarme a esta.

Quito el papel de burbujas que la rodea sin mucha delicadeza, y me siento en el suelo de mi salón, aún sin muebles, abriendo poco a poco la funda, hasta que por fin puedo ver en su totalidad mi precioso y brillante bajo eléctrico; supongo que tendré que hacerle competencia algún día a quién sea que toca esa guitarra.

Vuelvo a mirar al techo, pensativa; se qué no puedo atravesarlo con la mirada, para quitarme por fin esta emoción desbordada de curiosidad, pero quiero pensar que dentro de poco sabré algo más de la guitarra, un instrumento que puede ser mi rival o mi aliado, depende de lo que pase en un futuro o como se lo tome esa persona.

Dejo de nuevo el bajo dentro de la funda, lenta y cuidadosamente, y camino hasta la cocina, sintiendo el frío suelo bajo mis pies descalzos. Observo desde la entrada el reloj del microondas, 20:45; me suele gustar tener la hora controlada para que nada salga mal.

Estaba tan centrada en mi nuevo descubrimiento, que he pasado totalmente por alto que debía cenar, así que abro la nevera en la que he llenado una balda a duras penas, y cojo lo mínimo que necesito para poder comer algo decente aunque sea por hoy.

Desbloqueo mi móvil para poder poner algo de música de fondo, aunque de todas maneras tengo de por sí lo que viene del piso de arriba, y dejo que el ritmo comience a hacerse parte del ambiente mientras aparecen los ruidos de cocina.

Sin duda la noticia de que haya otro músico en este edificio me ha alegrado bastante, pero no paran de aparecer mil dudas en mi cabeza: ¿Y si solo vive para la guitarra eléctrica y rechaza cualquier instrumento? ¿Y si resulta que toca obligado y realmente no lo disfruta? ¿Y si es uno de esos músicos egocéntricos? ¿Y si no es como me lo esperaba? Pero esa última pregunta es absurda, ¿Cómo se supone que tengo que imaginar a alguien que aún no he visto en mi vida?

Pasan los minutos hasta que por fin puedo terminar de cocinar, y cuando vuelvo a parar mi música, puedo darme cuenta de que parece que ha subido el volumen de su guitarra; al parecer se lo toma bastante enserio...

Camino hasta el salón sin saber muy bien que hacer, porque no hay mesa alguna o silla, así que simplemente me siento en el suelo, y apoyo el plato en este; creo que esta es la comida más lamentable de mi vida.

Pasa el rato y esa guitarra aún sigue resonando con todo tipo de canciones sin ni si quiera parar, incluso podría jurar que el volumen sube cada vez más y más; un rato puede ser algo entretenido, incluso varias horas seguidas sin parar de tocar es algo que hasta yo he hecho, pensando más en el propio placer que en las heridas que pudiera tener más tarde en los dedos, ¿Pero hasta cuando pretende seguir? ¿Será todos los días así? ¿Acaso tendrá un horario?

Creo que debería parar de cuestionarme tanto todo este tema, porque solo he escuchado unos putos acordes y ya he intuido todo un futuro entero...

Pero es que la música es y siempre será mi debilidad... ¿Y tú vas a disfrutarla conmigo o conseguir hacerme odiarla?
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𝐈𝐧𝐞𝐱𝐩𝐥𝐢𝐜𝐚𝐛𝐥𝐞 𝐉𝐚𝐞𝐠𝐞𝐫 [𝓔𝓻𝓮𝓷 𝔁 𝓻𝓮𝓪𝓭𝓮𝓻]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora