𝐈𝐧𝐞𝐱𝐩𝐥𝐢𝐜𝐚𝐛𝐥𝐞 𝐉𝐚𝐞𝐠𝐞𝐫 [𝓔𝓻𝓮𝓷 𝔁 𝓻𝓮𝓪𝓭𝓮𝓻]

8. 𝘚𝘪𝘭𝘦𝘯𝘤𝘪𝘰 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘯𝘰𝘤𝘩𝘦

[...]

La noche ya está muy cerrada, he perdido la noción del tiempo y ya no sé ni qué hora debe ser, además he bebido demasiado y tengo tanto sueño que no estoy en un momento para pensar con claridad.

Pieck me deja primero al ser la más cercana al lugar y a pesar de haberme preguntado mil veces preocupada, yo continúo insistiendo en que estoy completamente bien:

-¿Estás segura? Puedo acompañarte hasta el portal

-No tienes que hacerlo, no te preocupes Pieck- Un sentimiento cariñoso se me cruza por delante y me abalanzo a abrazarla sin pensarlo- Vuelve a casa, lleva a esas dos, corre a dormir... ¡Quiero que llegues bien!

Pieck no puede parar de reírse y aunque no entiendo el por qué claramente, ella sigue. Miro una última vez hacia el coche, dónde ahora van sentadas en la parte de atrás Ymir e Historia juntas y siguen agitando la mano desde la ventana, como dos niñas pequeñas.

-¡Te quiero! ¡Duerme bien! ¡Te quiero un montón!- Ymir no para de repetirse a gritos y yo la mando callar mientras no puedo parar de reírme de ella al igual que Historia; ahora mismo todo parece gracioso desde mis ojos y no puedo evitarlo.

Finalmente Pieck entra en el coche, me despido una última vez de todas y según veo el coche alejarse poco a poco, me quedo por unos segundos allí parada, observando el cielo tan oscuro y misterioso de ciudad... Ojalá saber que hay allí algún día, ¡Ojalá poder verlo con mis propios ojos! Las estrellas deben ser algo precioso.

Tengo tantas ideas diferentes apareciendo y mezclándose, que mis pensamientos cada vez tienen menos sentido, pero ya se ordenarán mañana, o se perderán, quién sabe. Dejo de distraerme con el cielo y subo la calle a paso lento con el bolso entre mis manos, deseando llegar a mi portal y dejar de sentir tanto frío.

Por el lado contrario de la calle, de repente veo una sombra, lo que parece una persona aproximándose, borrosa, distorsionada, oscura... Ya no sé si me lo estoy imaginando o es que los fantasmas me persiguen.

Pero vaya, qué conveniente... Este chico parece mi ángel de la guarda, apareciendo siempre por el portal en el momento indicado... Imbécil, claro que lo vas a ver, es tu vecino. Antes de decidir que hacer, actúo involuntariamente en cuanto se acerca cada vez más a mí:

-¡Eren! Y yo que pensaba que hoy no te vería... - Eren se queda parado delante de mí, me observa de arriba a abajo, está pensativo.

-Apestas a alcohol, _____

-¡Oye! Hago lo que puedo... No seas muy molesto hoy, porfa...- Más confundida que nadie y muriéndome de sueño, me acerco a Eren y me tiro sobre él, apoyando mi cabeza sobre su pecho, sin mirarle si quiera.

-Mira que vas borracha, idiota- Por alguna razón, sus palabras hacen que me salte la risa floja a pesar de que se está metiendo conmigo, pero es que ahora mismo le veo con otros ojos.

-No puedo más Eren, no seas imbécil.... Sé feliz, ¡Feliz!- Ahora Eren no puede evitar reírse de mí, sin responderme a nada de lo que suelto sin pensar.

Me intento erguir de nuevo como una persona normal y avanzo como puedo a su lado hacia el portal, con los pies destrozados de los tacones, pasos con poco ritmo y una sonrisa torcida sin razón en mis labios. Me agarro con fuerza de la barra de las escaleras como si estuviera subiendo a la altura más difícil de mi vida y en cuanto Eren termina de subir, espera delante de la puerta del portal mirándome un par de escalones atrás, muerta de esfuerzo por subirlos.

-No sabía que les tenías miedo a unos escalones

-Cállate... Ponte tú unos tacones, a ver qué tal- Eren solo continúa riéndose de mí y mi manera absurda de enfardarme y para cuando termino de subir, él ya ha abierto la puerta y espera a que yo la cruce a mi paso lento y vago.