MUERO

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Muero, por probar tus dulces labios aun sabiendo que mi vida se escapará apagada por el veneno de tus decisiones.
ELyER G.

CAPÍTULO 14

Todo era color gris, ya no había más sol ni cielo azul, el camino nunca acababa, gradas, salones, más gradas, el caminaba con un alma que carga con todo el pecado de sus antepasados, sus pies pesaban y no avanzaba a pesar de sus largas zancadas.
Salió bajo la mirada cuidadosa de una anciana que alegre daba las últimas indicaciones para la celebración, esa mujer conocía ese dolor, se borró todo rastro de felicidad, no pudo detenerle, era tan palpable su dolor que nadie se atrevió a detener a aquel joven de hermoso semblante.
Camino y camino y al final por la misma puerta que entró salió sin vacilar, siguió su camino sin detenerse, no levanto la vista pues unas gruesas gotas de agua salada descendían de sus lagrimales por sus mejías, no sollozaba, ya no reaccionaba, estaba como anestesiado por el dolor, otra separación más.

Terry, fue el suspiro de otro joven que justo cuando el castaño salía de aquel imponente lugar, el hacía arribo.


¡Terry! Corrió a su lado y sin más dilatación lo abrazó tan fuerte y con tanto cariño, como el de un hermano.


Tanto fue el calor que aquel otro joven prodigo al guapo castaño, que esto al fin, sollozó y su mente fue transportada a aquel triste momento en el que se despedía de su padre y su madre, luego vio en su transe, otra despedida, el alejándose a bordo de un transatlántico tocando una triste melodía con su armónica.
Luego vio a una joven de hermosa cabellera y traje blanco, corres descendiendo una colina mientras que él le decía adiós desde el último vagón de un tren.
Otra vez, vio a la misma joven quien portaba un abrigo rojo que descendía unas escaleras y corrió a abrazarla por la espalda… se feliz… le dijo y derramó otro par de lágrimas.
Desde la ventana de un cuarto de hospital, volvió a ver a aquella joven que luchaba contra el frio viento de la separación y la nieve y deseo no haberla conocido, pues su dolor al caminar era el mismo dolor de él.
De pronto se transporto a un cementerio, en donde al final de muchos años de ser esclavo de aquella que le salvo la vida por fin era libre, pero era demasiado tarde, ella, ella tampoco estaba. Hacia diez años que su hermosa princesa lo había dejado sólo con una promesa, cuando el tiempo pasara, volverían a estar juntos, asi le dijo, ese día que partió hacia la guerra.
Te amo, fueron las palabras exactas que no pudo decirle sino hasta que ella abordó ese barco que la transporto a su destino. Te amo! Le grito con lágrimas en sus orbes azul verdoso. ¡Te esperaré! Siempre, no importa si en esta vida o en otra, pero yo te esperaré también… susurro al viento cuando aquella nave se perdía en el horizonte y así lo hizo.
Nunca pudo darle más que amistad a aquella quien despreció su vida saludable por un capricho. Y así murió esperando el día de reencontrarse con su amor, su verdadero amor.
Los sollozos fueron cesando, y el amigo le palmeo su espalda animándolo y reconfortándolo.
Platicaron lo sucedido, y Archie no dudo en darle su apoyo para lo que quisiera hacer y le presento a la joven que había sido mudo testigo de todo lo sucedido y quien se prendó profundamente de aquel ojos avellana.

Terry! Se escuchó otra vos, hey, Terry! Es asi verdad, asi te llamas


Los tres jóvenes se volvieron y vieron a aquel rubio que corría a su encuentro, con tan notable aspecto.


¿Anthony? Hey amigo, saludo Archie, Annie esta atónita, como era que aquellos conocieran al príncipe


Que bueno que te alcance, quiero, quiero conversar contigo.


El castaño acepto la invitación y se alejaron de los otros jóvenes, buscando un lugar en el parque que tenían cerca.

Te VíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora