DECISIONES

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Ser egoísta, es una frase que suena mal a la vista de un simple humano, pero para aquellos que están al borde de una vida infeliz podría ser su salvación, vaya dilema...

ELyER G.

Un nuevo día llegó y con ello una determinación...

En primer lugar, el príncipe:

Tal y como lo acordaron, los jóvenes se reunieron en la pequeña pero acogedora cafetería del abuelo Henry, tras el mostrador el anciano observaba a los jóvenes que alegres degustaban de la especialidad de la casa, un desayuno texano, pero estaba preocupado porque una rubia parecía absorta a todo lo que el otro rubio conversaba, mientras que la castaña que los acompañaba trataba de sobrellevar la conversación que Archie y el rubio príncipe sostenían acerca de la diferencia de menús entre Londres y New York.

- Tan pronto has decidido volver, inquirió Archie, pero si solo tienes un par de días en América.

- Es importante que regrese amigo, tengo responsabilidades y dirigió una mirada cargada de cariño a la rubia chica que picaba su postre.

- Esta bien, dijo un animado Archie, entonces te iremos a dejar al aeropuerto para que siempre recuerdes el calor humano que tenemos los americanos hacia los fríos londinenses.

- Archie! Exclamo una sorprendida Karen,

- Jajaja, fue la contestación de un divertido Anthony, que disfrutaba de las ocurrencias del castaño menor.

- Ten por seguro amigo, que nunca voy a olvidar tu carisma y amabilidad

- ¿Amigo? Escucharon chicas, me dijo amigo y codeó a su amigo ojiazul quien no había cruzado más que dos a tres frases en todo el momento.

- Bueno, ha llegado la hora, creo que iré al hotel a saldar y recoger mis maletas y aprovechando de su amabilidad, acepto que me despidan en el aeropuerto.

Asi fue como el grupito se traslado al aeropuerto, aprovechando que Stear estaba sin compromisos.

Y en el lugar, los jóvenes se dieron cuenta que aún tenían tiempo para comprar algunos recuerdos para su nuevo amigo, por lo que todos se separaron en su búsqueda, tiempo en el que Anthony aprovecho a platicar con su dulce rubia de ojos verdes y recordó el día que la conoció, y que de esa pequeña rubia ya no quedaba nada pues se había convertido en una hermosa joven, que ahora robaba el aliento no solo a él, y dirigió su mirada al castaño ojiazul que estaba sentado al extremo de la mesa.

- ¿Cuándo regresas a casa princesa? Dijo tomando un par de postales que en una tienda de regalos encontraron.

- Aún no lo sé

- Sabes, siento que el aire americano te ha puesto más hermosa y quiero que sepas que esperaré con ansias el volverte a ver

- Anthony!

- No digas nada, disfruta tu estancia en New York, no me arrepiento de que hallas puesto tus ojos en mí, aunque... he notado que ...

- No lo digas, se mis obligaciones, estoy consciente de lo que decidí

- ¿Obligaciones? Yo no lo veo asi, y suspiró, pero creo que es un tema que debemos atender en cuanto nos volvamos a ver.

En ese instante, los demás jóvenes interrumpieron la conversación entregando al rubio amigo sus regalos y abrazos de despedida, pues la hora de abordar se acercaba.

- Ha sido un placer conocerlos, espero que la vida me permita verlos de nuevo

- Claro, cuando gustes regresar llámanos o búscanos, ya sabes donde

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