Londres, Inglaterra

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Cuando el deber llama hasta el alma más libre se ve atrapada...

ELyER G.

Una larga cabellera rubia estaba siendo alaciada y trenzada, después de un reconfortante baño aromatizado con esencias de rosas, el cual era un premio al concluir una rutina de equitación que aprovechando el primer crepúsculo del amanecer  disfrutaba en las propiedades del castillo todos los días.

La hermosa joven de 17 años, era propietaria de una melena envidiable y de un par de ojos color verde que destellaban luz como las esmeraldas, ambos regalos heredados por la combinación perfecta del ADN Real de sus progenitores, Williams Albert Andley segundo y Rosmery Marié Brounbery.

La joven que aprovechaba a distraerse de sus obligaciones en momentos así, se divertía una vez más de la charla que sostenía su asistente y peluquera y su amiga de toda la vida Karen Kleiss.

Karen, fungia como su asistente personal pero para ella era amiga de la infancia, una chica de veinte años, mirada impresionante color caramelo, cabello castaño, y quien a pesar de su corta edad había recibido el entrenamiento necesario para defender a los miembros de la corona, se había convertido en la mejor en su campo, su profesión la había elegido siguiendo los pasos de su amado padre.

Como era su costumbre, aprovechaba este justo momento para dar a conocer el informe de todas las tareas que debería cumplir la bella y dulce princesa Candy Victory Andley en el día, cuando una voz le interrumpe.

- Su alteza, dicen que ya regreso el príncipe Brower a Inglaterra... Decía la peluquera Rita

- y que viene de visitar países en medio Oriente en donde logró conquistar el corazón de la princesa de Arabia...

- así... Y cuando te enteraste de eso Rita, preguntó la princesa, le preguntó Candy.

-hoy a salido el artículo en el diario

- por Dios, Rita, esos sólo son chismes para vender... Exclamó Karen cómo reclamo.

- y usted cree, señorita Kleiss, cuando el río truena es porque piedras lleva, dijo el señor Bolton, quien hace poco regreso de América.

- gracias Rita, agradeció la princesa, te espero mañana.

-con gusto su alteza, y cuidado con los príncipes viajeros... Que tengan buen día...

Y la amable Rita se retiró.

-Su alteza, dijo Karen

- Hoy entregan calificaciones sus profesores y posiblemente hoy tenga que determinar a qué nación desea viajar según la tradición.

-Tu sabes a dónde quiero ir Karen, todo es que el consejo lo apruebe y mi nana me dé libertad, pues quiero ir sólo contigo - contestó la princesa-

-Pero es la tradición y tu sueño es viajar a América, tu eres quien lo decide es tu derecho antes de...

Y ambas guardaron silencio...

-Amo el teatro, amo las pinturas, amo la fotografía, por unos meses solo quiero ser una chica normal... Suspiro la dulce princesa Candy.

La mirada de la preciosa princesa se volvió triste por un momento, en el cual también los pensamientos de Karen viajaron a 12 años atrás...

FLASH BACK

... Princesa!

Gritaron dos mujeres vestidas con uniforme de la servidumbre del palacio, horrorizadas al ver caer al río a una maravillosa niña quien dejándose llevar por el vuelo de una pequeña mariposa, se había acercado a la orilla del río tratando de alcanzarla sin percatarse que en ese sitio el terreno se hacía resbaloso.

La princesa, juguetona y traviesa como todos los niños de su edad, había solicitado salir a jugar a las afueras del castillo...

- Un picnic nana, había dicho...

- Como los que hacíamos con papá y mamá a la orilla del rio, y poniendo esos ojitos llorosos de súplica, convenció a la mujer que sabía el dolor que producían esos recuerdos y sin más había accedido a la travesía.

Nana Pony es una mujer aproximándose a los cuarenta y cinco años, quien ejercía la profesión de enfermera y que a la fecha se había capacitado en estudios psicológicos, logrando licenciarse, había llegado quince años atrás por azares del destino para estudiar en una prestigiosa universidad en Londres, su objetivo, hasta ese entonces fue, ayudar a los pequeños a superar traumas por ausencia o tragedias, pues su trabajo en el orfanato "Hogar de Pony" en Chicago, Estados Unidos, le había despertado el interés.

Fue entonces por sus méritos que  logro captar la atención de sus profesores, quienes al enterarse del accidente de los miembros de la corona y que del infortunio una pequeña niña había quedado en la orfandad, sin nadie más que velara por su bienestar, no dudaron en recomendarla.

Cuando Pony visito el castillo Andley, ella no quedó impresionada por la magnificencia del lugar, sino que ella se enamoró de la dulce niña que, abrazada a una muñeca de tela, contemplaba a través del ventanal de la sala, el precioso jardín de su madre, por lo que no dudo en hacer a un lado su título y dejar que la dulce princesa la llamara nana.

- Karen! Gritaron las dos mujeres angustiadas cuando vieron lanzarse al río a una segunda niña...

En un segundo un momento de diversión se convirtió en casi una tragedia de no ser porque George, quien a una distancia prudente observaba  como su pequeña hija Karen disfrutaba los momentos al aire libre en compañía de la pequeña princesa, y como esos instantes las unían como las hermanas que, aunque no compartieran sangre, lo eran del corazón.

George al ver que la pequeña rubia se acercaba al río no dudo ni un solo instante en correr a socorrerla, pues sabía bien, que la pequeña, contaba con un grado de imaginación tan grande que la abstraía del mundo real y este era un instante de sumo cuidado.

Sin pensarlo dos veces, se tiró al río, lo que no tomo en cuenta fue que, en lugar de salvar a una niña, serían dos, pues su hijita Karen, se había lanzado también a salvar a su amiga.

Al salir del agua, George suspiro cansado, pidiendo al cielo que sus dos preciados tesoros estuvieran bien, fue un caos, corrieron con toallas, atendieron a las menores llevándolas de vuelta al castillo. Ambas lloraban y lloraban una por el susto de la caída y otra porque creyó que ese sería el último día que vería a su amiguita.

Karen, haciendo a un lado el susto de la situación, corrió a la habitación de la princesa y limpiándose las lágrimas se asomó a la cama de ella y amenazó:

- no vuelvas a alejarte de mí!

- te prohíbo que me dejes, yo siempre te salvaré

Y con esas palabras se desplomo desmayada.

La pequeña rubia, se levantó asustada y la abrazó diciendo, lo siento Karen, lo siento mucho, prometo no preocuparte más.

FIN DEL FLASH BACK

CONTINUARÁ...

¡Gracias por leerme!!!

Abrazos 

Te VíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora