Uzumaki Naruto.
Reemplazado por su hermano menor, olvidado por sus padres y desterrado de sus clanes con solo 7 años.
Hagoromo Aiko.
Ex-ninja de Konoha, tachada de traidora por algo que ella realmente no hizo con malas intenciones sino por amor ha...
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Había ya pasado una semana desde que Aiko comenzó a entrenar junto al pequeño Naruto a espaldas de los padres de este, ya que ambos sabían las consecuencias si ellos llegaban a enterarse. El padre de la chica le dio algunos consejos para que ayudara al rubio, claro que también le aconsejo no descuidar sus misiones con su equipo o podría levantar sospechas innecesarias con los demás.
Algunas veces fueron visitados y acompañados por los dos Uchihas que cuidaban y querían al pequeño Uzumaki y a la Hagoromo menor, entre los tres le enseñaron algunas técnicas de Taijutsu y también comenzaron a perfeccionar su puntería de Kunais y Shurikens. Claro que la compañía del par solamente duraba un par de horas ya que tenían que volver a su clan para seguir con sus cosas en sus casas y entrenamientos privados.
Actualmente Aiko habia sido llamada a la torre del Hokage para un aviso importante, por lo que tuvo que cancelar su entrenamiento junto a Naruto ese día. Una vez que ingresó a la oficina del Hokage, luego de recibir el permiso de este, pudo observar que el Namikaze no se encontraba totalmente solo como de costumbre, sino que esta vez se encontraban los líderes de los clanes más importantes al igual que el consejo shinobi, el consejo civil, el Sandaime y la esposa del Yondaime.
—¿Me ha llamado, Lord Hokage?— La albina observó fijamente al rubio esperando alguna explicación.
—A partir de hoy serás la sensei de entrenar a los primogénitos de los clanes más importantes, necesitamos ninjas fuertes y tú serás la encargada.— Koharu observó a la chica mientras sonreía de manera burlona en su dirección.
—¿Disculpe? ¿Cómo que entrenaré a los primogénitos? No soy una Chunnin experimentada para tal cosa por lo que no es mi deber.— La Hagoromo menor frunció el ceño viendo a la mujer mayor. —Y por si no se dio cuenta... le pregunté al Hokage sobre mi presencia aquí, no a usted vieja metiche.
—¡Mocosa insolente! ¡¿Cómo te atreves a contestarme de esa manera?!— La mujer golpeó la mesa viendo con molestia a la albina, quien simplemente le miró de reojo antes de ignorarla y mirar al Hokage. —¡Te hice una pregunta!
—Koharu, cálmate...— Danzo habló con tranquilidad antes de mirar a Aiko. —Hemos estado hablando hace un rato sobre tus capacidades y experiencia, sabemos que no eres una Chunnin experimentada, pero has demostrado ser capaz de mucho y por eso queremos que entrenes a los primogénitos de los clanes, especialmente al hijo del Hokage ya que queremos que sea alguien fuerte en el futuro para que tome el puesto de su padre...
—Me niego.— Toda la sala se quedó en silencio ante la rápida y fría respuesta de la menor, pero antes de que alguien pudiera decir algo ella siguió hablando. —Disculpeme Yondaime... pero no pienso entrenar a ninguno de los primogénitos, no es deber ni responsabilidad mía... puede que tenga experiencia en combates y tenga habilidades con el manejo de armas y los Jutsus, pero eso no significa que haré el trabajo que los clanes no quieren hacer... sin ofenderlos.— Hizo una pequeña reverencia hacia los líderes antes de proseguir. —Tengo mis propios entrenamientos, misiones que hacer y asuntos privados que atender, tendrán que buscar a otra persona para que les ayude en este asunto, así que no cuenten conmigo y si tienen alguna queja entonces hablen con mi padre o con Tsunade-san, ella es como mi madre así que no habrá problemas.
