Uzumaki Naruto.
Reemplazado por su hermano menor, olvidado por sus padres y desterrado de sus clanes con solo 7 años.
Hagoromo Aiko.
Ex-ninja de Konoha, tachada de traidora por algo que ella realmente no hizo con malas intenciones sino por amor ha...
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DOS AÑOS MÁS TARDE
—Aiko-nee, ¿vendrás esta noche a buscarme para que celebremos mi cumpleaños?— Naruto observó a la albina, quien estaba terminando de alistarse para hacer una misión rápida.
—Claro que si, solo tengo que encontrar al gato de la esposa del señor feudal y listo, solo tomaré esa misión hoy para poder estar esta noche contigo.— Aiko acarició la cabellera del niño antes de abrazarlo con suavidad. —Portate bien, ¿okay?
—Sí, prometo no hacer travesuras hoy hasta que regreses.
—Buen chico, ahora vámonos, te iré a dejar con el viejo Sarutobi para que te cuide hasta que termine la misión.
—Puedo cuidarme solo, nee-chan, ya no soy un niño pequeño... el año próximo podré entrar a la academia ninja.
—Ya... olvidé que ya tienes 7 años... cuando te gradúes como Gennin entonces dejarás de ser un niño a los ojos del mundo Shinobi... ya irás a hacer misiones con tu futuro equipo y poco a poco te olvidarás de mí y me dejarás de lado.— Ella suspiró de manera dramática antes de sentir unos pequeños brazos rodear su abdomen.
—¡Nunca me olvidaré de ti ni te abandonaré, dattebayo!
—De acuerdo, confío en tu palabra Naru...— La albina sonrio levemente antes de caminar hacia la puerta siendo seguida por el rubio. —Prometo tampoco abandonarte Naru... te seguiré a donde sea que vayas contal de ver como cumples tus sueños y metas...
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ESE MISMO DÍA POR LA NOCHE
—¿Te has divertido hoy?— La joven Hagoromo observó al rubio a su lado.
—¡Mucho! Es muy entretenido ir contigo a pasear en mi cumpleaños, siempre tienes algo nuevo para sorprenderme... aunque no me importaría solamente recibir una felicitación y un abrazo de tu parte, no me gusta que gastes tanto dinero en mi, se que cuesta mucho poder conseguirlo.— Naruto bajó su cabeza algo apenado al recordar todo el dinero que la chica gastaba en él.
—Oye, no me interesa cuánto dinero gaste en ti, me interesa que tu la pases bien cuando salimos a festejar juntos.— Ella le despeinó antes de detenerse frente a la casa del Uzumaki. —Uhm, parece que invitaron a varios esta vez...— Vio de reojo al rubio antes de suspirar. —Podemos irnos a mi casa si quieres...
