Uzumaki Naruto.
Reemplazado por su hermano menor, olvidado por sus padres y desterrado de sus clanes con solo 7 años.
Hagoromo Aiko.
Ex-ninja de Konoha, tachada de traidora por algo que ella realmente no hizo con malas intenciones sino por amor ha...
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—Aiko, todos están listos para recibir sus bandas, solo faltas tú para comenzar.— Shisui observó a la albina terminar de acomodar la capa de Uzukage sobre sus hombros al igual que su respectivo sombrero. —¿Tienes el discurso listo?
—Desde hace una semana.— Ella respiró hondo antes de girarse hacia el Uchiha. —Solo espero hacerlo bien... va a ser la primera generación en graduarse bajo mi mando.
—Lo harás bien, siempre has sabido hablarles de corazón y este día no va a ser una excepción.— Él se acercó para acomodarle el sombrero un poco antes de colocar una mano en su espalda. —Vamos.
—Sí.— Ambos salieron de aquel salón para dirigirse hacia donde estaban todos los novatos a la espera de su banda ninja.
—Atención todos, la Uzukage ha entrado.— Todos los presentes se enderezaron al ver a la albina antes de hacerle una respetuosa reverencia.
—Bienvenida, Lady Uzukage.
—Gracias a todos por este recibimiento.— Aiko se colocó en el centro de todos los sensei mientras veía a cada novato. —Antes de entregarles sus bandas, quiero decir unas palabras... se que muchos aquí, por no decir todos los presentes, hemos pasado por cosas horrendas en el pasado, cosas que pudieron o no destrozar nuestros sueños y esperanzas y llenarnos de odio y venganza hacia nuestras antiguas aldeas o conocidos... pero espero que eso no siga siendo así, ahora que todos vivimos en paz dentro de Uzu gracias a nuestros esfuerzos y deseos por un lugar seguro y tranquilo para vivir... quiero que todos ustedes prometan que portarán las bandas de Uzu con orgullo, pero sobre todo de que no van a romper las dos normas más importantes que han sido impuestas desde antes de la caída de Uzushiogakure ante las demás naciones, ¿recuerdan cuales son?— Uno de los novatos levantó la mano antes de dar un paso al frente.
—Jamás se debe traicionar a un camarada porque se estaría traicionando a la aldea y nunca se debe abandonar a un miembro de la aldea, sea de familia sanguínea o no porque todos en Uzu somos una familia.
—Gracias Koda.— Ella le sonrió al castaño, quien asintió antes de volver a su lugar. —Como dijo Koda, las dos normas más importantes que existen en Uzu son los pilares de el orden, si un ninja de Uzu traiciona a un camarada, estaría traicionando a toda la aldea, por ende también está traicionando a su familia... pero tampoco olvidemos la segunda norma, todos en Uzu somos una familia y debemos cuidarnos y apoyarnos siempre.
—Lady Uzukage, tengo una duda.
—Dime Kaia, ¿qué duda tienes?
—Siempre se nos inculcó sobre que debemos respetar las normas pero... nunca me quedó totalmente claro que ocurría si alguien las rompía.— Aiko giró su cabeza un poco para mirar de reojo a Shisui, quien asintió de manera lenta.
—Bien... no se exactamente como es que funciona el "castigo" hacia los que rompen las normas de Uzu... todos conocen la historia de los Uzumaki, ¿verdad?— Todos asintieron atentos a sus palabras. —Ellos eran ninjas con habilidades sorprendentes, pero lo que sobresalía en ellos era su cabello rojo y sus cadenas de chakra que podían utilizar a voluntad... según sé, cuando un Uzumaki rompía las normas, sus cadenas ya no funcionaban de la misma forma perdiendo fuerza y velocidad... era como si la misma isla supiera que hubo una traición y expulsara a esa persona, quitándole el privilegio de llevar el apellido Uzumaki.
