31 días de KatsuDeku en honor al reto de #EsDeFanfics con temática Flufftober
Será 1 capítulo diario por el mes de octubre, cada capítulo estará siguiendo las temáticas que indique el flufftober, pero a fin de cuentas la trama de cada capítulo es de...
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—¡Bakubro, tranquilízate!
—¡Una mierda, Kirishima! Iré a explotarles la puta cara a esos reporteros asquerosos —el rubio seguía maldiciendo a diestra y siniestra.
Esa mañana al llegar a la agencia se encontró con una nueva basura de noticia sobre su lindo novio.
A Bakugo no le importaba que hablaran de él, siempre era tema de conversación; pero no a Midoriya, el héroe de radiante sonrisa.
Hacía un par de días que fueron llamados por un ataque de villanos y entre los afectados hubieron civiles, mismos que el peliverde salvó tan rápido como su pierna y brazo lastimado le permitieron. Pero eso no le interesaba a los amarillistas reporteros. Publicaron una nota sobre el cómo un ciudadano estuvo al menos una hora bajo los escombros esperando a ser salvado, terminando internado en el hospital por heridas que la espera agravó.
Él mismo estuvo luchando contra un Nomu mientras su chico peleaba con dos y varios villanos. Debía ser una broma que de las cientas de vidas que salvó ese día sólo les interesara el testimonio de un sujeto antihéroes.
Si no detenían al explosivo héroe, alguien moriría esa mañana. Y eso que no daban ni las diez.
—Entiendo tu molestia, Bakugo. Pero sabes bien que buscarán un mínimo error en nosotros para tener más rating en sus programas basura —Katsuki se limitó a gruñir y nuevamente dejarse caer en la silla de su escritorio.
Estaba siendo una mañana bastante jodida, y aún no desayunaba. Su chico le retaría si se enteraba de aquello, así que poniéndose de pie, caminó hasta llegar a la puerta de la oficina, abrir y finalmente salir al pasillo. Ignorado los llamados de sus compañeros.
No se encontraba de humor para bajar por el elevador, así que prefirió andar por las escaleras hasta dar con el vestíbulo, la secretaria encargada saludándole y él pasando de largo.
Salió del edificio para cruzar la avenida y andar por la calle, mirando el suelo fijamente con sus pensamientos siendo exclusivamente sobre su pequeño símbolo de la paz.
Sabía que ese tipo de notas solo lo afectaban, la conciencia le carcomía por saber que entre tantas vidas descuidó de una y pudo terminar de una forma no muy agradable. Y al dejarlo solo en su hogar solo daba paso a que esas ideas estúpidas rondaran por el brillante cerebro del chico de iris esmeraldas. Ya le parecía hasta verlo cuando algo así pasaba. Se sentaba en su cama envuelto de una manta de su madre, abrazando el peluche que le dio de jóvenes y auto-despreciándose a sí mismo.
Llegó a la cafetería que habían inaugurado en su honor y subió a la planta alta del local, el dueño saludándolo y agradeciendo que ambos héroes estuvieran cumpliendo con la promesa que le hicieron cuando fueron por primera vez. Pidió su desayuno y se dedicó a revisar sus redes sociales.
