Capítulo 8: Amargura

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La reunión nocturna de la Touman tenía esta noche un tinte diferente y no solo porque la temporada de invierno comenzaba a terminar y de apoco el calor primaveral comenzaba a hacerse presente

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La reunión nocturna de la Touman tenía esta noche un tinte diferente y no solo porque la temporada de invierno comenzaba a terminar y de apoco el calor primaveral comenzaba a hacerse presente. Era una tensión incomoda y ansiedad contenida. No era capaz de decir con certeza de que se trataba esta sensación que me inquietaba. Estas extrañas tensiones por lo visto no eran notables para los miembros que se encontraban riendo sobre sus motos esperando a ser convocados por su vicepresidente, pero la ansiedad instalada en la parte baja de mi estomago me decía que nada bueno saldría de esto.

Desde las escaleras del santuario era posible tener una gran vista, el esplendor de lo que es hoy la Toman y sus integrantes, quienes día a día aumentaban en número. Era interesante apreciar como las personas se desenvolvían de diferentes maneras en este ambiente, un círculo se encontraba reunido en el estacionamiento apostando con pequeñas luchas entre los mismos integrantes de la pandilla, si bien se puede considerar violento, desde las perspectivas que he tenido de otras pandillas esta no era una lucha a muerte, sino más bien una de entretención. En otro punto podías admirar un improvisado taller mecánico en el cual entre seriedad y risa intercambiaban refacciones o realizaban una minuciosa mantención a sus motos. Como último detalle, y siendo el que más llama la atención, distribuidos por todo el lugar grupos de personas riendo y conversando como amigos de toda la vida... de todas las miradas que había tenido de diferentes pandillas, esta era sin lugar a dudas una postal muy contraria a las anteriores, pero muy agradable de presenciar.

Quizás Camila tenía razón y esta si sea una nueva generación de delincuentes.

— Es una buena vista, ¿no? — dice Matsuno mientras se sienta junto a mí.

— Sí, es raro encontrar una pandilla con un ambiente tan diferente. — su mirada muestra duda ante mis palabras e intento explicarme de mejor manera. — digo, la mayoría presentan un ambiente hostil incluso entre sus propios miembros, pero aquí se divierten. — al ver como uno de los chicos que pelean en la apuesta cae inconsciente, agrego. — por lo menos la mayoría.

Su cantarina risa me muestra que su pensar no es tan diferente al mío. — No todos se llevan bien, pero las bases de esta pandilla van con la lealtad, supongo que eso ayuda.

Una pequeña sonrisa se plasma en mis labios mirando la postal de luces y motores.

— Eres genial. — exclama el chico sin dejar de mirar el paisaje.

— ¿Cómo fue que llegamos a esto? — digo medio riendo.

— Lo digo enserio. —su mirada se centra en mí y puedo notar que no hay burla en sus ojos, por lo que decido seguir escuchando. — tu forma de pelear no la había visto en otra persona; analizas a tu oponente, no gastas energía en movimientos inútiles, planificas tus acciones y tu velocidad al actuar es impresionante, no sé si pueda llegar a pelear de esa manera.

— No deberías alabarme tanto. — digo en un suspiro. — después de todo esta es la forma de pelear de los débiles.

— Pero te enfrentas a quien sea sin demostrar una pizca de temor. — su mirada de entusiasmo se mezcla con admiración cuando me mira. — y derrotaste al doble de personas que yo y ni siquiera fui capaz de librarme de ellos, tú me ayudaste. — podía notar como la tristeza comenzaba a teñir su voz, logrando que sus ojos se contagiaran de ella.

Oculta ║ Tokyo RevengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora