Keitaro Yasuda, es una chica de 14 años que deambula por la calles de Tokyo buscando defender a las chicas de acosadores o pervertidos. Adoptando una constante imagen de chico logra vencer a sus oponentes sin que estos la subestimen por ser mujer, g...
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⚠️TW⚠️: Este capítulo presenta escenas sensibles para el espectador, se solicita discreción. Por favor, leer bajo su responsabilidad.
Al despertar solo sentí ganas de vomitar, las que me arrastraron a gran velocidad a botar la cena del día anterior. Me comenzaba a hacer consciente de lo que significaba el día de hoy para mi, es un día en el cual no debo contenerme, era la culmine de 6 años de planificación y esfuerzo, la razón para ocultar que soy una chica, desde la primera vez que mis nudillos sangraron para fortalecer mis golpes, el escozor de mis músculos por el ácido láctico acumulado por matarme entrenando, las veces que tuve que correr de la policía para no ser atrapada golpeando a cualquiera que intentase retarme y no aceptasen un no por respuesta. Todo esto para llegar a este día.
Al ser sábado por la mañana aproveché de salir a correr un poco, lo suficiente para disminuir la ansiedad que comenzaba a instalarse en mis músculos. Al volver a casa intento pasar la mayor parte del tiempo con mi abuela... aun después de tanta preparación realmente nunca se sabe lo que puede pasar en este tipo de enfrentamientos y no quiero tener que arrepentirme de no haber disfrutado con ella el tiempo que tenía disponible. Camila nos acompañó a la hora del almuerzo, si bien la chica intentaba ocultar sus emociones ante mi abuela, para mi era evidente como intentaba contener sus lágrimas y mantener su sonrisa, cuando la hora de marcharme llegó, ella me ayudó a acomodar mi uniforme.
— Ya tengo lo que me encargaste, compré los más lindos que encontré — entendía su ansiedad por pensar en otra cosa en estos momentos por lo que con una sonrisa en mis labios le agradecí.
— Cuando todo esto termine se los entregaré, estoy segura de que estarán muy felices — dije terminado de acomodar mi cinturón.
Camila puso una mano en mi mejilla obligándome a mirarla, sus ojos brillaban con intensidad y no solo por sus lágrimas, en ellos se reflejaba algo que no era capaz de descifrar, la morena con mucho cariño y cuidado dejó un beso en mi mejilla que duró más de lo que comúnmente lo hacían.
— Cuando la pelea termine — su mirada esta fija en la mía, como si estuviese viendo a través de mi. — quiero que vengas a verme — sus manos acariciaron mis mejillas - curaré tus heridas, no importa la hora que sea — tomando una pequeña bocada de aire pudo continuar con voz medianamente quebrada. — no podré estar tranquila hasta saber que estas bien.
No sabía que responder, no podía garantizar la forma en la que saldría de esa pelea. Mis brazos la rodearon en un apretado abrazo el cual ella respondió al instante.
— Intentaré llegar en una pieza, pero sabes que es hoy cuando tengo que pelear como nunca antes — un suspiro pesado salió de sus labios y rompió nuestro abrazo.
— "Juro que me vas a sacar canas verdes*" — después de unos segundos de silencio prosiguió. — ya vete, o no te voy a dejar ir.
Dejé un pequeño beso en su frente y salí de mi habitación para despedirme de mi abuela, en su arrugado rostro pude ver que sabía una parte de lo que hoy iba a pasar, al ver mi uniforme supongo que la verdad se reveló un poco.
