Grumpy morning heads

77 10 0
                                    

Odio despertar tan temprano, y más cuando Hyoga me patea. Sé que no lo hace intencional, sueña que conduce su motocicleta, aunque no por eso deja de ser molesto.
     Le quité una de las frazadas que tenía anudadas en las piernas y me dí la vuelta para volver a dormir. Debía levantarme, mi sistema nervioso ya empezaba a pedir cafeína, pero me negué a ponerme en pie tan de mañana.
     —¿Por qué te llevaste esa cobija, conejito? —me recriminó Hyoga con esa voz mañanera y rasposa que tanto amo. Lo escuchaba tan distante... Seguía demasiado adormilado para responder, así que solo gruñí.
     —Vale, da igual —o eso creo que oí. Sentí que se movió y me pasó un brazo encima del torso. Se había vuelto a acurrucar conmigo.
     Soy un gruñón por las mañanas, Hyoga suele serlo por las noches. Vaya par que somos, ¿no?

Cuentos del conejo que se enamoró de un patoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora