A selfie together

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Hyoga y Shun iban sentados en el autobús viendo el paisaje por la ventana. Regresaban de unas vacaciones de ensueño en la playa: nadaron, compraron recuerdos, se broncearon, pasearon por todos lados...
     Hyoga bostezó, y su aliento empañó brevemente el cristal.
     —¿Qué hora es, conejito? —le preguntó a Shun.
     —Las 6:48 pm —respondió Shun checando el móvil.
     —¿Cuándo me tomaste esa foto, encanto?
     —¿Cuál? —exclamó Shun fingiendo sopresa y apagando la pantalla tan rápido como pudo.
     —Alcancé a verla, no finjas —rió Hyoga—. Me gustó. Es un bonito atardecer.
     Shun sonrió y se pintó de rojo:
     —Tomé un montón de fotografías. Quiero armar un álbum, para verlo y recordar esto cuando seamos viejos...
     —Entonces creo que necesitarás algo más...—susurró Hyoga. Tomó el móvil de Shun y activó la cámara. Una selfie inmortalizó sus sonrisas. Ese momento quedaría eternamente congelado ahí, con Shun y Hyoga juntos, felices y enamorados.

Cuentos del conejo que se enamoró de un patoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora