Café Lune

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Al principio pensé hacer un simple one-shot. Pero creo que termine dejando espacio para una segunda parte, que publicaré probablemente en noviembre, que serán mis vacaciones.
Espero que les guste, ¡y no olviden dejar su voto!

Parte 1: Luftmensch*.

*Literalmente "persona aire", se refiere a los que tienen la cabeza en las nubes, los soñadores.

*Literalmente "persona aire", se refiere a los que tienen la cabeza en las nubes, los soñadores

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Paris, la ciudad de la luz. Una ciudad en donde el tiempo parece haberse detenido, y al mismo tiempo parece correr más rápido de lo normal. Para Noé, otoño era una estación que no le terminaba de gustar. Le gustaba el poder usar ropa cómoda con un abrigo ligero, puesto que no hacía tanto frío. Además le encantaba el paisaje de tonalidades variopintas, predominando el ocre. Sin embargo, la bella época otoñal era opácada por las frecuentes lluvias. El paisaje se volvía gris y lúgubre. Más cuando anunciaban tormentas, y que las pocas almas que no consultaron el clima esa mañana, tenían que "pasearse" por las húmedas calles parisinas.

Este era el caso de Noé, quien había olvidado el paraguas esa mañana, al igual que su almuerzo. El albino no podía creer que pudiese haber algo peor que lo que ya le había ocurrido esa mañana, puesto que la ligera lluvia había humedecido sus blancas hebras y las sueltas de sus botas, por lo que casi se resbala en las escaleras del metro. Pero si algo aprendió Noé esa tarde, es que siempre puede haber algo peor. Hoy harían unos trabajos en la oficina en la que trabajaba, por lo que su jefe les dejó salir temprano. Ilusionado con la idea de volver rápido a su modesto apartamento, donde Murr le esperaba dormido en la entrada como siempre, no se fijó que afuera había una tormenta. Eso causó que saliera sin preocupaciones al exterior, y se empapase por los 10 segundos que le llevó volver al interior del edificio; ya que la puerta se había cerrado detrás suya y no tenía las llaves a la mano.

Revisó su celular con la ligera esperanza de poder llamar a un taxi, pero grande fue su decepción al notar que su teléfono se había quedado sin carga hace mucho tiempo. Perdiendo toda esperanza de llegar a su casa medianamente seco, se dispuso a salir y correr a buscar un taxi. Porque tampoco podía esperar a sus compañeros, puesto que ellos inteligentemente habían pedido un taxi antes de bajar, y se fueron antes que el albino.

Metiendo sus cosas de valor en la pequeña mochila que cargaba siempre consigo, y poniéndose la capucha de su blanco abrigo, salió corriendo sin rumbo fijo. Por más que trataba de fijarse a donde iba, las grandes gotas le hacían casi imposible su meta. Al ver que de poco servía correr a ciegas, se detuvo en el primer local donde pudiese refugiarse un rato.

Una vez recuperada su vista, vio su reflejo en las grandes vitrinas del local. Estaba empapado de pies a cabeza, de su cabello caían gotas translúcidas, algunas de ellas llegando a recorrer su perfil varonil. Su abrigo, de materiales absorbentes, había dejado pasar el agua al interior, disminuyendo la temperatura del albino. Y sentía que sus pies estaban en una piscina, puesto que el agua se había acumulado dentro de sus botas. Esperaba que sus cosas valiosas estuviesen en un mejor estado que su persona.

Café Lune | Vanoé/NoevaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora