Era otro día en la aldea mantis, lleno de aventuras, peleas por la supervivencia y por supuesto, desafíos, o al menos así era como lo veía Rosa, con su energía interminable y entusiasmo por todo lo que la rodeaba. No era exageración decir que era la alegría de la casa, era muy querida y por eso a todos les preocupaba su bienestar, en especial últimamente. Sus amigos trataban de distraerla de la cacería de esa presa imposible, su madre la animaba a cazar otro tipo de cosas, pero Rosa a veces podía ser obsesiva y no quería dar su brazo a torcer.
Esta obsesión fue la que finalmente hizo que su madre tomara cartas en el asunto.
—¿Me llamaste Lavanda? —Orquídea entró en el cuarto de su hermana.
—Sí, te quería pedir un favor... Como sabrás, Rosa últimamente está obsesionada con atrapar al... "Garpiés chiquito" y eso está haciendo que no se enfrente a otra clase de presas, todos los días llega lastimada y eso me tiene muy preocupada, así que quiero que vayas con ella hoy.
—¿Y por qué no la acompañas de cacería?
—Si voy con ella sé que no irá por el garpiés, tratará de desviar mi atención para que no lo encuentre porque pretende cazarlo sola. Me parece bien que tenga orgullo y metas que cumplir, pero me temo que quizás esta presa sea algo demasiado difícil para alguien de su edad, los garpiés son los seres más peligrosos de Páramos Fúngicos, se requiere casi una docena de mantis para someter a alguno e incluso las crías de garpiés son complicadas.
—Sí, lo entiendo ¿Pero por qué debo ser yo quien la acompañe?
—Porque nadie es tan sigilosa como tú, realmente, la idea es que la sigas en secreto, encuentres a esa presa problemática y te encargues de ella.
—De acuerdo me parece bien, a mi también me preocupa Rosa.
—Gracias Orquídea.
—No hay de qué, adoro a mis sobrinos.
—Sí, seguro hace que te den ganas de tener los tuyos propios, un niño es mucho más interesante que una mascota.
—Por favor, no empieces con eso. No me amargues el día. —Gruñó enojada— Como sea, ya me voy.
Cuando Rosa salió, como de costumbre se reunió con sus amigos, perdieron un rato el tiempo en jugueteos y bromas y luego se adentraron en Páramos Fúngicos para dedicarse a cazar. Orquídea los observó desde la distancia y sonrió para sus adentros, se notaban los cambios que había impulsado desde su puesto como Lord.
Recordaba que en sus tiempos de infancia la educación de los jóvenes mantis era mucho más estricta, los niños no tenían tiempo para bromear y hacer payasadas, se les exigían cuotas de cacería y se castigaba severamente a quienes no cumplían, este trato brutal hacía que solo las mantis más fuertes sobrevivieran, pero con una población diezmada como la suya luego de la guerra de hace siete años, esto no convenía. Usando este argumento a su favor, había modificado las políticas de crianza de los niños.
Se seguían exigiendo las cuotas de caza, pero no se castigaba el no ser capaz de cumplirlas, los retoños que no lograban seguir el paso al resto eran enviados a entrenamientos de refuerzo, eran duros y consumían mucho tiempo que ya no podían ocupar para jugar, por lo que seguían teniendo una motivación para esforzarse en sus cacerías.
Hasta donde se veía, los resultaron se podrían considerar positivos, habían más crías vivas, seguían siendo igual de letales y gracias a que ya no estaban sometidas a tanto estrés eran más saludables, pero algo que no se esperaban era que esta generación de mantis era más creativa y aprendía con más facilidad, jugar de alguna forma fomentaba la inteligencia.
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Y otra vez aquí
FanfictionHan pasado algunos años desde que Orquídeas dejó a Hollow para proteger a su tribu y aún más años desde que Scarlet se fue obligada por la influencia del corazón de la pesadilla. El tiempo ha pasado y cada quien ha hecho su vida, sin embargo evento...