He perdido la cuenta.Ya no sé en qué día vivo ni cuánto tiempo ha pasado desde que aterrizamos con la nave en este inhóspito lugar.
Lo peor es la soledad que siento, que me quema por dentro. Creo que me volveré loco de un momento a otro. Tengo que entretenerme con lo que sea para evitar los ataques de ansiedad, cada vez más y más frecuentes. La angustia, la incertidumbre, el desconocimiento de lo que pasará, de si volveré algún día a casa... En ocasiones las lágrimas llegan a mis ojos sin previo aviso.
Ahora mismo me encuentro en el interior de la cueva. Examino las marcas de garras de mi brazo derecho. Ya han cicatrizado, pero siguen siendo tan horripilantes como el primer día. No obstante, cada vez que las miro me siento aliviado. El encontronazo con aquel pterodactyl podría haber acabado muchísimo peor y soy completamente consciente de ello. Pero, por si el recuerdo no fuera suficiente, esas marcas me llevan a rememorar el mismo suceso una y otra y otra vez, como si de un bucle sin fin se tratase.
He logrado evitar el contacto con cualquier tipo de criatura prehistórica peligrosa, afortunadamente. Igualmente, mejor no echar fuegos artificiales de momento, no fuese a ser que de improviso apareciese algún monstruo que quisiera devorarme.
No duermo y apenas como. Me alimento a base de frutos, siempre y cuando me sean familiares y esté casi seguro de que no son venenosos. Algún día he conseguido toparme con algún animalillo que había sido atacado previamente por un depredador. De vez en cuando me desplazo hacia un riachuelo que hay por aquí cerca. Así consigo el agua suficiente para hidratarme y ducharme. Sin embargo, procuro no pasar mucho tiempo por ahí, pues el agua atrae a criaturas de todo tipo y necesito evitar a toda costa que un dinosaurio me escoja como menú del día.
He buscado a Elie. Sí lo he hecho. Pero no la he encontrado. Cada día que pasa estoy menos seguro de si sigue con vida o no y es duro, muy duro, saber que he podido ser el responsable de que no haya sobrevivido. Cada día que pasa me corroe el sentimiento de culpa y me maldigo, porque si me hubiese quedado con ella, ahora mismo no estaría ni solo ni con un mal sabor de boca cada vez que pienso en cómo de herida se encontraba cuando la dejé en aquel lugar. Puede que no sea la persona que mejor me caiga en todo el universo, pero sé con certeza que no se merecía que la abandonase así.
Calculo que me encuentro entre las primeras horas del mediodía, pues el sol se encuentra alto. Tengo varias quemaduras a lo largo de mi piel debido a lo fuerte que éste incide. Como resultado, mi tez tiene un mayor bronceado que antes.
El cesto de frutos está lleno hasta la mitad, por lo que sé que necesito salir a conseguir más. Me alimento a base de todos los que quedan, junto con un poco de agua, que resguardo en un bote hecho a base de piedra. Sí, de piedra, estuve todo un día tallándola de modo que pudiese almacenar líquidos sin problema ninguno.
Solamente el observar las frutas, hace que se me vuelva la boca agua. Como con paciencia, saboreando cada pequeño trozo. Mi cuerpo reacciona a los alimentos, pues mi estómago gruñe y se revuelve. Probablemente sea mi momento favorito del día.
ESTÁS LEYENDO
𝕄𝕒𝕥𝕥𝕖𝕣 𝕠𝕗 𝕥𝕚𝕞𝕖
De TodoElie tiene una mente prodigiosa. Attis tiene una memoria inaudita. Elie tiene un don para tener hasta el más tonto despiste. Attis tiene un don para meterse en problemas. Elie no le teme a nada. Attis se ahoga en sus miedos. Son totalmente opuesto...