''Nunca hay una segunda oportunidad para una primera impresión'' - Óscar Wilde

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La veo alejarse

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La veo alejarse. Su larga y ondulada cabellera negra se mueve de un lado a otro, casi parece un vals. Sus grandes ojos turquesa me han impresionado, y tanto que lo han hecho. Cuando en el coche me he girado para verla, me esperaba a una chica con rasgos inmaduros e infantiles, no una cara con matices delicados pero firmes. Mentiría, conste, si dijese que eso es lo que más me ha llamado la atención. No señor, tiene una lengua tan afilada y cortante que es capaz de dejar a cualquiera en su sitio; incluso, aunque no lo admitiré en voz alta, a mí. No llevo ni diez minutos con ella y ya me irrita su forma de ser.

Decido dejar de pensar en ello y disfrutar de la visita. Bastian ha contratado un guía que nos señalará la historia de cada una de las antigüedades que aquí se hallan. Este, definitivamente, es mi ambiente. La cultura, el pasado de la civilización, pues puedo hasta sentir cómo estoy más cerca de lo que fuimos en unos inicios, todo lo que nos llevó a ser quienes somos hoy en día.

-Buenos días, venid por aquí- indica el guía, Lug creo recordar que dijo que se llama.

Nos paramos frente a una armadura medieval. Reconozco todas sus partes: la gola, el quijote, la celada, las espuelas, la greba... Analizo todos sus detalles. Me parece algo impresionante el hecho de estar contemplando una pieza de combate de hace miles de años: imaginar quién la vestía para protegerse de ataques enemigos, cuántas espadas se ha visto obligada a esquivar, cuántas historias que nadie sabrá nunca esconden las marcas que surcan la superficie de su peto...

-Anda Attis, límpiate la baba - espeta Bas, quien se encuentra a mi lado pero de cuya presencia me he percatado justo ahora. Sabe bien que esta es mi pasión. Actualmente, ocupo un importante puesto en la dirección de arqueología nacional y me siento orgulloso de ello. Podría pasarme horas y horas estudiando documentos antiguos y nunca aburrirme.

Le doy un codazo amistoso y nos dirigimos a la siguiente sala. Civilización griega, la más elegante según mi punto de vista. Todo era blanco, pulcro, impoluto. Buscaban la perfección y, lo que es más importante, la encontraban.

Me paso toda la exposición en mi mundo, recreando escenas de batallas, de pactos, de viajes, de descubrimientos increíbles... Supongo que me encantaría formar parte de esto, dejar huella en la historia de la humanidad de alguna forma.

-¿Has ido alguna vez al Vaticano? - pregunta una voz suave a mis espaldas.

Mentiría si no dijese que me sorprende que Elie me hable de forma tan despreocupada, como si ya se hubiese olvidado de cómo hemos chocado anteriormente, durante nuestro breve intercambio de palabras. Sé a ciencia cierta que está intentando ser agradable. Bueno, no me hará ningún mal devolverle el favor y dejar el sarcasmo a un lado, ¿no? Al fin y al cabo, solo la conozco de unas horas y no soy de los que juzgan a la gente por primeras impresiones.

-No, no he ido.

-Deberías, - responde, mientras sigue con la vista clavada en el coche de los años sesenta que se expone ante nosotros - hay montones y montones de piezas históricas. Es como un mini-mundo antiguo.

𝕄𝕒𝕥𝕥𝕖𝕣 𝕠𝕗 𝕥𝕚𝕞𝕖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora