''La vida no es justa, acostúmbrate a ello'' - Bill Gates

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Hace una semana que he llegado a mi nuevo piso

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Hace una semana que he llegado a mi nuevo piso. Está completamente amueblado y recién pintado. Es pequeño, pero suficientemente grande para una sola persona viviendo en su interior. He redecorado alguna que otra habitación, empezando por la mía. No me gustaban las paredes blancas, me recuerdan a las de los hospitales, frías y sin vida. Por ello, decidí darles un nuevo color. Según el chaval que me había vendido la pintura, el que había escogido era un tono ''aciano''. En fin, que viene siendo una especie de azul a ojos de un mortal sin complejo de abejorro como yo.

Mis cosas se encuentran perfectamente colocadas cada una en su sitio desde el primer día que llegué. Una de las cosas que más detesto es el desorden y la suciedad. Además, soy alérgico a los ácaros desde pequeño y lo paso horrible cuando caigo en mis típicos e incontrolables ataques de tos.

-Voy a la tienda a comprar algo de comida, ¿necesitas que te traiga algo de allí? - pregunta Carol, mi vecina.

Me cuida como si fuera su nieto. Ahora mismo hemos salido de casa a la vez y ella me regala una de sus más sinceras sonrisas.

-No gracias Carol, ¿no es muy de noche como para salir sin acompañante? - cuestiono, viendo cómo la noche se cierne sobre nosotros.

Ella niega.

-Está ahí al lado. Además, aquí todos nos conocemos y todos son buena gente. Nunca ha pasado nada. Anda, corre y ve a esa fiesta. Deja de preocuparte por mí ¿bien?

Su manera de hablar tranquiliza. Podría hasta calmar a un perro rabioso si ella quiere.

-Bien, adiós Carol.

No tardo mucho en llegar hasta un alto edificio. Se oye la música desde el lugar donde he aparcado el coche. En cuanto entro, me percato del gran número de personas que llenan la estancia. No sé si todos son conscientes de sus actos. Un grupo se dedica a tirarse a la piscina para comprobar quién es capaz de salpicar más. Otro, parece estar teniendo una competición para ver quién puede soportar más chupitos sin caer en redondo. Hay un corro alrededor de un chico que está jugando a las cartas contra otros. Parece que está ganando. A lo lejos, puedo visualizar a Diego, mi compañero de trabajo durante estos meses, pues nos han dicho que debemos colaborar entre nosotros para investigar sobre el próximo descubrimiento físico de una famosa científica. Agito mi mano hacia él y, en cuanto me reconoce, llega hasta mí.

Me da un abrazo y sonríe.

-¡Creí que no ibas a venir!

-Bueno, pues aquí estoy ¿no?

Pasa un brazo sobre mis hombros, instándome a seguir el camino que traza hacia el corrillo en el que antes estaba sentado.

-Este es Attis, - anuncia, señalándome - Attis, estos son Damián, Delia, Carl, Alessandro, Sofía, Axel y Austin.

Todos parecen tener nuestra edad.

𝕄𝕒𝕥𝕥𝕖𝕣 𝕠𝕗 𝕥𝕚𝕞𝕖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora