Ignacio miraba con nostalgia casi claustrofóbica a través de la ventanilla. Había pensado que no lo afectaría, pero una cosa es razonarlo, otra es vivirlo. No le faltaba trabajo para ocuparse, mas añoraba salir a respirar un aire diferente al de su morada.
Debía agradecer el no pasar aquella experiencia solo; compartía su actual residencia con cinco personas, pero convivir en el reducido espacio no siempre era fácil. Tanya se esmeraba en animar las conversaciones, sin embargo, Ignacio extrañaba a su familia. Claro, se comunicaba con ellos por vía electrónica, aun así, echaba de menos verlos cara a cara y abrazarlos.
En fin, no podía quejarse, fue él quien pidió encargarse del laboratorio de la Estación Espacial Internacional en esta misión.
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Este microrrelato fue escrito para la convocatoria de la revista electrónica cultural Poéticas Marcianas, "Miradas desde el encierro" cuyo tema era "algo relacionado directamente o no al aislamiento, algo distinto en la forma de mirar o de habitar y vivir en estas circunstancias. Puede no ser específicamente la pandemia, pero sí debe existir algún reflejo sobre la situación en que estamos viviendo."