DEMONIO TURCO +21 ( Bilogía Amor Turco)

10. RENDIRME A TÍ

POV MOHAMED

Veo su silueta alejarse de mi mientras abandona el gimnasio y es imposible no sentir el vacío en mis brazos, el calor de su beso aún se mantiene vivo en mis labios.

Mi mejilla arde pero más lo hace el saber que se irá y que no haré nada para detenerla, ella es mía y lo sabe así como en mi cabeza se repite que soy de ella pero de nuevo las contradicciones me atacan al recordarme quien soy y lo que ser un Östürk representa.

Yo soy lo malo del mundo y ella la luz que doblega a la oscuridad, sus palabras se repiten una y otra vez en mi cabeza avivando las llamas del fuego que me cubre cada que está cerca.

Tu nunca podrás darme lo que necesito y yo nunca seré el tipo de mujer que deseas.

Se lo que significa pero no sé si ella esté dispuesta a dar un paso a mi lado a pesar de las diferencias, aunque me moleste son ciertas cada una de sus palabras, tan malditamente ciertas que me queman desde adentro.

Esto es demasiado difícil de asimilar, mi pecho se siente vacío y el impulso por seguirla me motiva a dar el paso alejándome de la persona que más me importa.

- Mohamed... - su voz me obliga a detener mi marcha, me percato de que esta situación ha dejado de lado el saludo y el abrazo que me dió, además que ella al igual que otros presenciaron lo que acaba de pasar - Ella me agrada, no le da miedo plantarte cara y mira que hasta a mí me dolió la bofetada.

Volteo de inmediato encontrando de frente sus mejillas sonrrojadas y una sonrisa amplia que presagia las travesuras que solo ella sabe hacer.

Me acerco el paso que antes tomé para alejarme y dejándome en el piso sobre una de mis rodillas permito que rodee mi cuello con sus brazos, recibiendo el abrazo que minutos antes ignoré, la cargo saliendo del gimnasio queriendo dejar de lado todo lo que me martiriza desde adentro.

No doy atención a las personas a nuestro alrededor ya que sin importar lo que pase Hurrem siempre será primero, aunque momentos atrás no se halla notado.

Me recrimino por eso y más aún teniendo a aquellos ojos verdes clavados en mi cabeza manteniendo vivo el impulso de ir por ella.

Camino con ella mientras escucho lo que tiene para decirme, una vez en la sala me siento y la dejo a un lado recibiendo las tazas de té que nos dejan las sumisas antes de abandonar el espacio.

- eres tonto Mohamed - dejo la taza a medio camino al escucharla - ella en serio me agrada y no le digas a Sherezade pero me gusta mucho para tí.

- Solo dices eso porque no la conoces - suspiro centrando la mirada en sus ojos de plata - es orgullosa, altanera, obstinada y fiera...

- exacto! - chilla emocionada - es perfecta, míralo de esta manera hermano, una reina digna de un rey como tú, ella sabrá respaldarte, pero debes dejar de ser tan tonto y no permitir que se valla.

- Hurrem... - inquiero con tono de reprimenda pero ella lo pasa por alto y con un encojimiento de hombros le resta importancia.

- mira, ella me gusta y sabes cómo me pongo cuando quiero algo - deja la taza en la mesa ratona a nuestro lado y se cruza al estilo indio con los pies sobre el sofá, toma un semblante serio antes de hablar - ve con ella, háblale bien y pídele que se quede.