DEMONIO TURCO +21 ( Bilogía Amor Turco)

12. COMPROMISO

POV MOHAMED

La luz del sol cae de manera intensa sobre mi rostro, suspiro pesado antes de si quiera abrir los ojos, es otro día en mi vida.

Una vida que se ha tornado monótona desde que ella se fué, abro los ojos pasando una mano por ellos, Sherezade a mi lado tras nuestra ajetreada noche de trabajo.

En su estado es difícil encargarse de todo así que aparte de cumplir con mis responsabilidades he tenido que ayudar en las que le corresponden a ella.

Suspiro sentandome, estiró un poco mi cuello y me giro ante el gemido que da al momento de buscar el calor que le he apartado al levantarme.

La sábana se corre dejando ver su vientre hinchado, me acerco cubriéndola para que siga durmiendo mientras me levanto como cada mañana pensando en ella

La búsqueda que mis investigadores han realizado sigue después de seis meses sin resultados, o al menos unos exitosos.

Parece imposible que después de este tiempo siga sin tener noticias de ella pero al parecer lo último que desea es ser encontrada.

Camino en dirección al baño donde me desvisto y entro a la ducha, cierro los ojos metiendo el rostro en la caída del agua, tomo a ciegas el tarro de shampoo y después de tomar una pequeña cantidad lo lavo.

El recuerdo de sus manos halandolo no me abandona, así como el sonido de sus gemidos y la suavidad de su piel, gruño de frustración ante la erección que como cada que la recuerdo aparece, negandose a abandonarme hasta que alguna de mis mujeres se acercan.

El palacio günah está desde que se fue a cargo de las sumisas, voy una o dos veces por semana a recoger informes sobre las que trabajan para mí y a supervisar que estén siendo tratadas como corresponde.

Es harén y aunque no esté follando con ellas, tengo un compromiso que cumplir, las saqué de lugares en los cuales no estoy dispuesto a que regresen.

Termino de ducharme y envuelvo mi cadera con la toalla, mis ojos se pierden en el tatuaje a el lado izquierdo de mi pecho, dónde el águila que me representa se encuentra.

Oculto en ella dos marcas, aquellas que se sienten en mi piel y en mi alma.

Dos seres capaces de darme vida y a la vez terminarla si así lo desean.

Una sombra se cierne a mis espaldas sin llegar a tocarme, aunque estamos juntos, no ha habido más contacto que el necesario entre nosotros, Sherezade lleva a mi hija en su vientre.

Está fue concebida de manera artificial ya que mis treinta años se acercan y según nuestras costumbres debo tener un sucesor, en mi caso una sucesora.

Una hija concebida por compromiso con la mujer que me venera y que aprecio de manera sincera.

Con un asentimiento de cabeza la insto a acercarse, rodeo su cintura con mis brazos palpando el movimiento en su interior, unos ojos verdes que no me abandonan aparecen como un relámpago ante la patada que recibo.

*****

- Habibe, deseas algo en especial? - pregunta una vez sale de la ducha.