Capítulo 3: Los populares.

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–¡Buenos días pequeña dormilona! ­–oí a mi prima decir y lanzarme unas cuantas almohadas.

­–¡Déjame! Quiero dormir más...

­–De ninguna manera linda, iremos a desayunar a una cafetería que está cerca de aquí, y de ahí iremos a un parque.

­–Olivia, ¿dijiste comer? ­–pregunté levantándome de mi cama entusiasmada. Tenía en verdad muchas ganas de probar la comida de acá y olvidarme un poco de los típicos pasteles de carne australianos.

­–Sí nena, vamos.

Ambas salimos de mi recámara y bajamos a saludar a la familia.

­–¡Buenos días! ­–dije y mis papás y hermanos me respondieron al unísono.

 Olivia y yo subimos a mi habitación a cambiarnos, pero debido a que en él sólo había un sanitario que ni siquiera estaba completamente instalado, tuvimos que cambiarnos juntas.

­–Olivia, te lo advierto, si miras, me las pagarás... ­–grité y ella rio.

Me saqué mi pantalón de pijama y mi playera; todo iba perfecto hasta que la linda y tonta chica dijo:

­–¡Qué tiernos calzones! ­–Me sentía totalmente avergonzada y enojada, por lo que corrí a perseguirla y a vengarme.

 –¿Y sabes la mejor parte? ¡Hacen juego con tu sostén! ¡Los dos son de corazoncitos de niña chiquita! ­–se burlaba.

 –¡Ya Olivia!

Finalmente mi prima se calló y pude cambiarme tranquilamente a su lado. Sinceramente lo que me daba vergüenza no era que me mirara semi-desnuda, sino que se burlara de mi ropa interior de "bebé."

Yo llevaba una linda blusa sin mangas junto con una bolsa y botines, y Olivia un vestido.

 –Tía Julie, ya estamos listas ­–dijo ella, y mi mamá se paró y tomó las llaves del auto para luego partir a la cafetería junto con mis hermanos.

 Esta ciudad es increíble, totalmente hermosa.

Llegamos a una calle llena de adolescentes jugando en un parque y lanzando el disco volador (frisbee) a sus amigos. Era genial. Mi madre estacionó el automóvil y todos bajamos y entramos a en donde íbamos a desayunar.

­–Chicos, Lucy y yo vamos a hacer unas compras. Bryan por favor, cuida de las niñas y que no se te pierdan de vista. Cuídense, los amo. ­–dijo mi mamá entregándonos dinero y despidiéndose de nosotros.

 –Lo siento Olivia y Sophia, debo irme ­–musitó Bryan.

­–¿Es en serio? Lo primero que te dice mamá y vas y lo haces ­–le digo.

El chico solamente rio y se largó. Todo un patán.

­–Bueno, nos quedamos solas...

 Entramos al restaurante y ordenamos lo que deseábamos comer. El mesero era un chico de aproximadamente 17 años, bastante guapo diríamos nosotras, por lo que mi prima le sonrió coquetamente sólo para reírnos un rato.

­–Hola... ¿Qué desean? ­–preguntó.

­–Quiero un abrazo­ –respondió mi prima y yo no podía parar de reír.

­–Umm... Señoritas, ¿les puedo ya tomar su orden?

­–No sin antes regalarnos una sonrisa­ –dijo mi prima pasando su dedo por su cabello.

­–Chicas, en serio. ¿Qué quieren? ­

­–Anda, sólo sonríe­ –me animé a decir y el chico finalmente nos sonrió. Luego de eso, pedimos el desayuno que queríamos y nos dispusimos a comer.

Just his shadow «Chandler Riggs» -AlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora