(Perdón por la demora, pero otro capítulo más de este fanfic de Dora La exploradora xD ya está listo acá. El que entendió, entendió xd Por cierto, pongan en los comentarios lo que opinan de todo ese relajo de Lyla y Chandler y eso. xD)
—¿Te atreves, nena? Me has derribado... —Se levantó y sonrió de lado frunciendo el ceño. Asentí—. Te arrepentirás.
—¿Qué me harás, besarm...? —Y fui interrumpida con un beso.
Por un momento, todo se paró. Sin idea alguna de lo sucedido, me separé rápidamente de él todavía sin poder hacerme la idea de lo que había pasado. La enorme ira se apoderaba de mi ser. No podía creer lo que Chandler había sido capaz de hacerme, es decir, él sabe perfectamente cuánto lo detesto y viene y se le ocurre besarme. Lo peor de esto, es que de alguna forma, el beso me agradó. No lo sé, probablemente el hecho de que Chandler hubiese comido un par de pastelillos repercutió en el sabor de sus labios. Bah... ¿En qué diablos estoy pensando?
—Uy, Gina, me comienzo a cansar de escuchar los gritos de los niños, vayamos a la cocina a platicar allá —oí a mi madre decirle a la de Chandler, mientras claro, reían.
Lo único bueno es que ninguna de nuestras mamás se dio cuenta de... de lo ocurrido.
—¿Y bien? —preguntó Chandler con una sonrisa victoriosa.
—¿Cómo que «y bien»? —cuestioné con cierto enojo.
—Sabes perfectamente a qué me refiero, nena.
Guiñó el ojo. Ese MALDITO ojo. O, quizá... ¿bendito ojo? ¡No, no, no, no, no! En cuanto me hallé a mí misma pensando todas esas estupideces, juro que me odié más que al propio Chandler.
—¡ME DAS ASCO!
—Te doy... ¿amor? —Comenzó a carcajearse en cuanto se oyó a sí mismo decir eso.
—Qué estupidez. ¿Sabes qué? No. Tú eres estúpido y por eso solo sueltas estupideces. Me largo a la cocina para echarme ácido en la boca, y quitar tus sucias bacterias de mí.
—¡Hey! No vas a ningún lado, debemos acabar el proyecto.
—Oh, cierto, qué buen plan para evitar que me aleje de aquí, ¿eh?
—¿Qué? Este no es un plan para ninguna idiotez.
—¡Oh, wow! ¡El fin del mundo será pronto, señoras y señores! ¡Chandler Riggs, sí, el idiota más idiota de todo el ejército de niños rata, ha dicho que no está planeando hacer una idiotez!
—Eso es lo más idiota que has dicho, nena. Y vaya que has dicho muchísimas estupideces ya.
—Idiota.
—Soy tu idiota, cariño.
—Si no mal recuerdo, don infiel, tienes novia y me acabas de besar y ahora estás insinuándoteme.
—Ajá.
—¿Ajá...? En serio no te importa nada de tu vida, ¿verdad? —Él negó con la cabeza.
En un abrir y cerrar de ojos me encontré con la escena de Chandler y mía sentados en un parque JUNTOS. Lo raro, era que veía la escena como si se tratara de una película de la cual yo era la protagonista y mi otro yo, sobre la cual sí tenía control, era la espectadora. Él estaba tomando un helado mientras yo leía un libro titulado: «El Club de los Perdedores». Vaya, al parecer sí había entrado en la trama, porque bueno, digamos que estaba siendo toda una perdedora sentándome con el perdedor maestro. El más perdedor de todos los perdedores: Chandler-Loser-Riggs. Bueno, continúo con mi «visión» o lo que sea que sea esto. En eso, él giró su cabeza hacia mí, haciéndome sonreír. ¿QUÉ? Juro que cuando vi eso, todo en lo que pensé fue: WTF? Pero... bueno... Volviendo a la escena más rara que he visto en mi vida..., bueno, no era como que diario me viese a mí misma como en una película..., pero sí. Chandler se paró del suelo y sin fijarse, dejó caer el helado de choco-vaini-fresa al suelo. Vaya perdedor. Puff. Y sin más rodeos, tomó de mi mano y me besó. Sí, de nuevo. Pero esta vez lucía como si yo misma lo hube alentado a que lo hiciese. De repente, me vi a mi misma diciendo: «Amo tus besos, Chandler Riggs. Hablo en serio.» Qué asco me da mi yo alterno, la verdad. En fin, había pronunciado aquella frasecita como si fuera parte de una escena en una telenovela mexicana, y yo fuese la novia del típico galán que todas quieren y que para ganármelo, había pasado por todo un infierno. En serio. Y de repente, Chandler me interrumpió con unas de sus malditas y molestas y chillonas y burlonas y HORRIBLES carcajadas. ¿Lo peor? YA NO ESTABA EN LA ESA ESCENA DE PELÍCULA DE ROMANCE. Era algo PEOR. Mucho peor. Fue aquí, damas y caballeros, en que me percaté de que aquella frase de: «Amo tus besos, Chandler Riggs. Hablo en serio», no había sido dicha por mí solo en aquella escena, sino que realmente la había dicho. EN LA VIDA REAL. Y Chandler-loser-Riggs había presenciado el momento justo en que de mi bocota salió esa frase. MI VIDA SE HABÍA TERMINADO.
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Just his shadow «Chandler Riggs» -Al
Fanfiction¿Que pasa si dos chicos con vidas totalmente distintas se hacen más que simples conocidos? Dicen que del odio al amor hay sólo un paso, ¿no? Después de una mudanza al otro lado del mundo, Sophia se encontrará con más que una simple necesidad de ada...