13.

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Inocente trampa.



“Centro policial de Japón se ve atacado por peligrosa organización criminal llamada Bonten.”.

“—Policías no saben como sucedió, revisaron las cámaras pero no encontraron nada sospechoso, estaba muy oscuro.”

“—¿Será esto un ataque por haber revelado su identidad?, Bonten tiene fama de ser muy violento, su reacción no se hizo esperar.”

“—Policía recibe ataque terrorista por organización criminal. ¿Qué será lo próximo?, ¿podrán detenerlos?”.

“—No hubo ningún herido o muerte, pero el terror ha puesto un poco en pánico a todos. La gente teme que la ley no sea capaz de protegemos de estos monstruos.”.

Y muchas cosas más. Japón, otra vez, fue infectado por las agravantes noticias, la explosión en el estacionamiento policial trajo terror a los oficiales, obligándolos a tomar medidas drásticas, teniendo en cuenta que tal vez hayan policías corruptos, aumentando la búsqueda de estos criminales. Sin duda alguna todo empezaba a derrumbarse, todo gracias al plan de Takemichi, sin embargo, esto no acabaría ahí.

Kaneda, con ayuda de dos policías corruptos más, se las arreglaron para implantar bombas en algunos autos, lo hicieron de forma estratégica para que no se dieran cuenta, a una hora exacta y en pequeños puntos ciegos de las cámaras de seguridad. Todo estaba yendo como Takemichi quería, Bonten se veía un poco conmocionado, no esperaban este tipo de movimiento, pero Takemichi tiene a Mochizuki, quien posee contactos con la prensa, Bonten a intentando dar con él pero se ha sabido esconder y evadir de esos delincuentes sedientos de venganza.

Bonten tomó esto como una declaración de guerra, los ciudadanos sólo lo vieron de dos formas: Bonten respondiendo a su exposición de hace pocos días, o sólo lo vieron como una amenaza, otro pensaban que era sólo un ataque terrorista y por último algunos no les daban importancia a nada de eso.

Pero ese mismo día en las oficinas de la policía ocurrió una pequeña anomalía, un suceso diminuto que le abriría camino tanto Tianqí para andar libremente en sus movimientos menores y estratégicos, mientas que a Bonten le terminaría arrebatando otro de sus fuertes: el control sobre una gran cantidad de policías corruptos. Y, ¿cómo Takemichi Hanagaki lograría poner a toda la policía japonesa enfocada en una misma cosa?, sólo había una manera, una idea descabellada y algo inocente.

A las oficinas de el jefe de policía de Japón, llegó una carta que sería el comienzo de todo un caos en la sociedad japonesa, una carta anónima que redactaba lo siguiente:

“Queridos, y no tan queridos, oficiales. Soy el responsable de hacer estallar su estacionamiento donde ponía sus horribles autos. No tengo mucho que decir, solo que advertirles sobre mi próximo movimiento. Sin embargo, sería aburrido dejárselos tan fácil, así que solo dejaré esta frase: los caramelos hacen daño. Estoy hablando de algún dulce en específico, pero claro, no se los diré. Si ustedes no son tan imbéciles, se darán cuenta que esto no es una broma, y si lo creen así, entonces los inocentes que caigan serán tanto su culpa, como la mía.”.

Está carta la escribío Sanzu Haruchiyo. Obviamente, no dejó su nombre ni ninguna firma, la carta es totalmente anónima.

Confundidos por el contenido de esta carta, la policía se no sabía si creer o dudar, pero el tiempo avanzaba y en cualquier momento podría ocurrir lo que sea. No tardaron mucho para enviar una gran cantidad de patrullas a todas las tiendas y mercado o lugares donde venda dulces de fabrica, especialmente caramelos de marca que son muy conocidos. Mientras esto ocurriría, en un laboratorio analizaban la carta para saber si el creador había dejado alguna pista, huella digital o lo que sea, que los guíe hacía el fondo de esto.

No soy tu héroe. [Takemichi] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora