The Dancing Dead

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DIARIO DE CASTIEL NOVAK

18 de septiembre, casi medianoche. Las clases han sido demasiado intensas, estoy exhausto. Siento como cada músculo de mi cuerpo se retuerce ante le aflicción causada por el excesivo esfuerzo que he realizado hace unas horas. No estoy nada acostumbrado, la sensación es mucho peor de lo que recordaba. Cuando me pongo en pie siento como mi cuerpo se mueve casi inconscientemente, al igual que los zombis y su comportamiento autómata, tambaleándome de un lado a otro al ritmo de mis necesidades más elementales. Supongo que eso es en lo único en que nos parecemos, ya que yo comparto mis pensamientos conmigo mismo y posiblemente alguien más en un futuro, al contrario que los zombis, cuyo único propósito es atiborrarse de ellos. Si las ideas se traspasasen con el simple hecho de devorar un cerebro, ¿no se convertirían los zombis en magníficos escritores de novelas? Quizás sí, quizás no. Supongo que nunca podré verificarlo. Tanto zombi... todo es culpa de esa canción; Thriller. Hoy ha resonado en mi interior durante todo el día.

Comenzamos la jornada con dos eternas horas de educación física. Sin duda, no es mi asignatura favorita, podría decirse que es la única que temo poder suspender. Desde crío he evitado asistir fingiendo alguna dolencia o que tenía algún tipo de lesión, pero esta vez no ha sido posible. Dean sabía que me encontraba como un roble, además, no quería hacerle pensar que soy un negado para los deportes; aunque realmente lo sea.

Salimos del vestuario y fuimos a la pista de baloncesto donde se encontraban los profesores Michael y Gabriel. Michael es el típico profesor recién graduado, de veintitantos años, bastante esbelto, ojos verdes, siempre se peina como se diría "con la raya para el lado", formando un semi tupé con el flequillo. Todas las chicas de clase están locas por él, y si no fuese porque Michael únicamente se encarga de impartir baile, Dean iría con él sin dudarlo. No paraba de mirarle, incluso estaba comenzando a sentir celos. Celos... ¿es eso un pecado? Bueno, uno más a la lista, ya no me encontraba entre los seguidores del todopoderoso, era el precio que debía pagar por estar junto a Dean y no me importaba sufrir las consecuencias cuando llegase el momento de mi juicio.

Dividimos la clase en dos grupos, los que querían hacer baloncesto o cualquier deporte que implicase golpear un balón, se quedarían con Grabriel, el resto debía ir con Michael. Como era de esperar, todas las chicas siguieron a Michael y los chicos nos quedamos con Gabriel, aunque realmente deseaba seguir al grupo de chicas.

Acaba de llegarme al móvil un mensaje de Dean: "Cas estas despierto?? (Icono de un koala)". A lo que he contestado: "Creo que es un poco tarde para ponerse a jugar a los enamorados, Dean". Aún estoy esperando su respuesta...

DIARIO DE DEAN WINCHESTER

18 de septiembre, antes de las siete. Sammy sigue en la frikiteca haciendo un trabajo con sus compañeros de clase. Por fin voy a poder escribir en ti con algo de luz, no me gusta hacerlo con la luz apagada. Va, no seas tímido, sé que lo estás deseando.

Hoy, como cada jueves, tocaba educación física. Los partidos de baloncesto han estado muy igualados, al menos durante el rato que éramos pares. Nos repartimos los petos de color verde y azul, según el equipo te ponías un color u otro. Escogí el azul porque me recordaba al color de los ojos de Cas y esperé a que todos acabasen practicando el lanzamiento desde la línea de triple.

Minutos después comenzó el partido. Cas estaba en el equipo contrario, junto con Barth y otros compañeros.  Todo iba como la seda, aunque Cas parecía estar algo agobiado. Intentó quitarme el balón alguna que otra vez, pero creo que lo único que quería era meterme mano. Se agarraba a mí demasiado, parecía que me estaba abrazando y dando ánimos en lugar de intentar robarme el balón. La sensación era la misma que cuando Sammy, años atrás, porque ahora con su altura sería una estupidez, intentaba recuperar el libro que le había quitado solo para hacerle rabiar. Me acerqué a Cas para ver si se encontraba bien, no tenía buena cara.

Déjame confesarte mis pecados [Destiel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora