Capítulo 1 My Songs Know What You Did In The Dark

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La noche reinaba por todo Chicago.

Eran las tres de la mañana, quizás casi las cuatro y no había un alma en toda la ciudad.

Una furgoneta negra era lo único que se dejaba ver por las calles, iluminadas por las débiles luces de las farolas.

La furgoneta atravesó con rapidez la ciudad, saliendo a la autopista.

Una débil voz sonaba desde la parte de atrás de la furgoneta.

Destruida y ronca.

Ten cuidado al pedir deseos en la oscuridad

No se puede estar seguro cuando ellos hayan golpeado sus marcas

Y además mientras tanto, yo solo sueño desgarrándote aparte

Estoy en los detalles con el diablo

Así que ahora el mundo no puede llevarme a otro nivel

Sólo tengo que sacarte de la jaula

Soy un joven amante de la rabia

Voy a necesitar una chispa para encender

Mis canciones saben lo que hiciste en la oscuridad.

La voz cantaba en la oscuridad, pronunciando cada palabra con dolor, como si se las estuvieran sacando de la garganta con un cuchillo.

La furgoneta llegó a su destino, un pequeño bosque, apartado de todo, donde unos gritos desgarradores apenas se escucharían.

Un hombre alto bajó del asiento del conductor.

Unas gafas de sol oscuras y una sudadera negra cubría y ocultaban su rostro.

Sus botas de cuero negro resonaban al andar.

En una mano llevaba un bidón de gasolina.

Avanzó por el bosque y paró frente a un montón de tronco y ramas, situados en un descampado, aparentemente colocados allí a propósito.

El hombre regó los trozos de madera con la gasolina, el líquido deslizándose por las ramas, dejando rastros a su paso, hasta caer en el frío y seco suelo.

Mientras tanto, la voz seguía cantando dentro de la furgoneta, mezclada con sollozos y pequeños llantos que acompañaban la canción.

Así que enciéndelos-los-los, enciéndelos-los-los, enciéndelos-los-los

Estoy en llamas

Así que enciéndelos-los-los, enciéndelos-los-los, enciéndelos-los-los

Estoy en llamas

En la oscuridad-dad

En la oscuridad-dad

¿Cómo habían acabo allí? ¿Pueden cambiar tanto las cosas a lo largo de una tarde, de unas horas?  ¿Se puede sentir tanto dolor y amargura en tan poco unas horas?

El hombre vestido de negro terminó de empapar la madera y comenzó a dejar un río de gasolina por el suelo.

Tiró el bidón a un lado y se alejó un poco, inmune a los ruidos que provenían de la furgoneta, inmune al frío que se desplegaba a su alrededor.

Sacó una caja de cerillas del bolsillo derecho de la chaqueta negra y extrajo una cerilla de ella.

La prendió pasándola rápidamente por el lomo de la caja y después de examinarla un minuto, una sonrisa enfermiza e inundada de maldad se formó en su rostro.

Save Rock'n Roll (Peterick)Where stories live. Discover now