Capítulo 13 Miss missing you

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Bueno, hey, les prometí actualizar pronto.

¡HA SIDO AL DÍA SIGUIENTE ASÍ QUE MEREZCO SER PERDONADA! :3

Nah, esta es mi forma de disculparme, terminar cuanto ante para que ustedes vivan tranquilas.

Bueno y ahora decir que este capítulo ha sido un poco largo y difícil de escribir.

Le he metido mucho Peterick así que espero que disfruten.

Besitossss

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Pete estaba cansado.

Muy cansado.

Más de lo que lo había estado toda su vida.

Le dolía cada centímetro del cuerpo, cada músculo y cada hueso roto que se clavada en su carne.

Si se paraba a echar la cuenta puede que llevara ya tres costillas rotas y a pocos centímetros de perforarle los pulmones.

Tenía calor.

El sol pegaba fuerte en aquel páramo desierto, y las gotitas de sudor le caían por la frente dejando regueros por la cara sucia de sangre y barro.

En una mano llevaba el maletín, agarrándolo como si le fuera la vida en ello y en la otra el arma que le había dado Cristine.

Pero lo que más le dolía no eran las costillas rotas, ni la herida sangrante de su cabeza, ni los músculos que chillaba por oxígeno después de horas corriendo.

Lo que más le dolía eran los gritos de Patrick detrás de él, a escasos metros, que pedían su sangre a voces.

Su Patrick. Que lo habían convertido en un monstruo y lo habían mandado detrás de él, para divertirse viendo como se mataban los dos amantes.

Irónico, ¿no? No le perseguían las mujeres, sino el hombre al que amaba y en el que había buscado protección siempre.

Corriendo tan rápido como sus piernas le permitían, llegó a un pueblo que parecía estar abandonado.

Se internó en lo que parecía ser un cementerio de coches, esperanzado de que los coches destrozados sirvieran para esconderlo de Patrick.

Vio un coche con cristales rotos y colándose por la ventana se metió en el asiento delantero, agachándose para no ser visto.

Ahí fue cuando se dio cuenta de lo cansado que estaba.

Se examinó en unos segundos el cuerpo en busca de alguna herida que tuviera peor pinta que las demás.

Pero la verdad es que todas estaban igual de infectadas.

De repente vio que una niña con un muñeco salía de un coche cercano al suyo y con señas le explicaba a Patrick donde estaba.

Mierda.

Patrick corrió hacia él, y Pete no tuvo otro remedio que saltar por la ventana y salir corriendo de nuevo.

Saltó sobre el capó de un coche y comenzó a saltar de coche en coche esperando despistar a Patrick en aquel laberinto.

Salió del cementerio de automóviles y corrió hacia una caravana que parecía actuar en modo de casa.

Save Rock'n Roll (Peterick)Where stories live. Discover now