Save Rock'n Roll (Peterick)

Capítulo 2 Part I The Phoenix

Hey, siento haber tardado tanto en subir pero es que este capítulo era muy largo.

Por lo que decidí cortarlo en dos partes.

Espero que les guste

Les dejo a Patrick <3

bestioss

y abashos teletubbies.

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(Una semana antes)

Agarró rápidamente el móvil y marcó el número que se sabía de memoria.

Un timbre.

Dos timbres.

-¿Diga?-descolgó Pete en el teléfono.

-Soy yo, necesito que vengas a casa ya.-dijo el rubio, mordiéndose la lengua, con impaciencia.

-Cariño, estoy con Joe.

-Pues mejor. Venid los dos. Y llama a Andy.

-¿Pero qué pasa?-preguntó el otro pero Patrick negó con la cabeza aunque no podía verle.

-Es una cosa que he encontrado. Tenéis que venir los tres.

-Vale, en un cuarto de hora estamos allí.-respondió Pete.-Chao, te quiero.

-Te quiero.-Patrick finalizó la llamada y tiró el teléfono en el sofá y se lanzó sobre la silla a esperar a que vinieran los demás.

Acarició el pequeño y reciente tatuaje de su mano izquierda. Pete le convenció para hacérselo y aunque al principio dolió a horrores, lo agradecía.

Suspiró sin apartar la vista del maletín metálico.

¿Quién le iba a decir que en su vieja furgoneta encontraría aquello?

Él solo había ido a recoger aquellas antiguas fotografías que guardaban Pete y él celosamente. Porque quería tenerlas. Quería recordar los tiempos en los que eran libres y podían besarse en público y podían andar de la mano por la calle.

Pero después de todo lo ocurrido, los problemas, los secuestros, las enormes matanzas que se estaban desarrollando por toda Norte América...

Recordaba como si fuera ayer la espantosa noticia sobre su amigo Brendon.

Muerto, acuchillado y colgado de una lámpara de su casa, con un cártel ensangrentado que recordaba como acababa la gente como él.

La gente que no era "normal".

La gente que ama, sin importar si eres un chico o una chica.

Y la gente que hacía música.

Y no pudieron salvarlo. Nadie pudo hacer nada.

Y ahora Ryan también había desaparecido, pero Patrick sabía que había corrido la misma suerte que su novio.

Solo pensar en eso, en sus buenos amigos, y en que Pete y él podrían ser los siguientes, se le revolvía el estómago.

Así habían acabado todas las giras, entrevistas, maquetas, discos, conciertos...

El nombre de su grupo había quedado escondido en un baúl de los recuerdos.

Las guitarras y la batería habían quedado celosamente guardadas bajo llave, esperando el momento oportuno, esperando a que alguien acabara con todo el caos que se estaba llevando a cabo, y que pudieran seguir tocando música de nuevo.