Capítulo 1

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     —¿Quien me habla del ser humano como ser social?— preguntó la profesora en cuanto entró al aula de clases —¿Alguien?

      —Fue una frase de Aristóteles— dijo una alumna —. El quería constatar que nacemos con esas características.

     —Muy bien, pero no has dicho lo más importante— aseguro la mujer caminando de un lado a otro —. ¿Quien me dice a qué se refería Aristóteles? 

     —El ser humano necesita convivir con su entorno— dijo la castaña —. Es la única manera que tiene de auto conocerse a si mismo. Si el ser humano no fuera un ser social, definitivamente no podría saber que le gusta, cuales son sus límites. Por lo que busca comunicarse con otros. Ejemplo, si alguien entra a la clase, inmediatamente buscará donde sentirse seguro, y alguien se acercará. Es un toma y dame. Intercambiamos experiencias y límites. Entonces estamos desarrollandonos. Conociéndonos. 

     —Muy bien, señorita Stern— le sonrió ampliamente —. Bienvenidos a lo que conoceremos como la antropología de la filosofía— ella tomó un marcador acrílico y escribió en la pizarra —. Naturaleza humana— dijo en cuanto dejó la tiza donde estaban.

     Oliver limpiaba su rostro con la toalla, tomó su botella de agua y bebió. Tomó asiento en la banca y miró su reloj. Saco el celular y entro al chat de su novia. Su última conexión decía había sido luego de enviar el último mensaje a él, avisando que estaría libre en una hora. Y solo había pasado media hora. Se colocó de pie y se fue hasta el locker, saco su bolso y entró a las duchas. 

     —¡Oye, West!— el miro a sus compañeros de gimnasio —Hoy iremos a una fiesta, es de una de las facultades, ¿vienes?

     —Lo siento, chico— hablo francés fluido —. Hablaré con mi novia, ya sabes, tenemos una relación a larga distancia.

     —Yo también tengo una— aseguró otro —. Vive al otro lado de la ciudad, y ella no debe enterarse que me fui de fiesta— sonrió con diversión —. Lo que pasa en París, se queda en París.

     —Lo siento, pero yo no hago lo mismo— entro a la ducha —. Pero, gracias por la invitación. Quizás para la próxima.

     —¿Donde estudia tu novia, West?— Oliver abrió la llave de la ducha —Digo, nunca la vemos por aquí, quizás solo nos das excusas.

     —Harvard— respondió Oliver —. Como saben, vengo de Estados Unidos.

     —Vaya, esa si es distancia— aseguro el hombre anterior —. ¿Cuando viene? Tenemos que conocerla.

      —Hablaré con ella— dejo el agua relajar el cuerpo —. Quizás la vean este fin de semana, pero solo iremos a comer, no la llevaré a ninguna fiesta— advirtió mientras llenaba de jabón su cuerpo rápidamente —. Ahora, si me disculpan, intento ducharme.

     —Nosotros vinimos a lo mismo.

     Liliana guardó sus cosas en la mochila, y salió del aula rápidamente. En la entrada la esperaba Christina y Thalia. Las habían aplicado a Harvard, y a pesar de recibir propuestas de varias unversidad, decidieron irse juntas. Thalia estudiaba fotografía, lo de ella siempre había sido la cámara, pero además seguía con sus clases de modelo. Y Christina estaba en la facultad de derecho. 

     —¿Por qué tienes esa expresión?— pregunto Liliana cuando Christina le extendió la gaseosa —¿Sucedió algo?

     —Nada fuera de lo normal— aseguro ella —. Mi padres como siempre, me ponen en el medio de sus discusiones— soltó un suspiro pesado —. Pensé que mudarme lejos de ellos, facilitaría las cosas, incluso ya no deberían tratar, están divorciados. Y son como un grano en el culo. 

Let's meet againDonde viven las historias. Descúbrelo ahora