Capítulo | 03

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        JungKook está frente a JiMin, tratando de curar aquellos raspones, que si bien no son graves, son lo suficientemente visibles como para hacer parecer que se ha metido en alguna pelea.

JiMin está inexpresivo, suspirando y gruñendo en voz baja de vez en cuando por el ardor cada que el algodón lleno de alcohol toca alguna superficie lastimada.

—Es solo la primera vez, te acostumbraras.

Park rodó ambos ojos algo molesto.

—Claro.— Escupió veneno en forma de palabras.—. Sólo me atacas, ni siquiera hay algo que pueda aprender, no sabes enseñar.

Y esa vez, JungKook fue quién se molestó un poco.
Presionó con fuerza un raspón con el algodón lleno de alcohol, haciéndolo gemir de dolor.

Eso le gustó.

—Te estás pasando con tus palabras, idiota.— Dijo él.—. Una más, y créeme que no será algo bonito lo que te pasará.

Pasó un poco más aquel algodón, pero de forma un tanto brusca, disfrutando silenciosamente de los leves quejidos que JiMin inevitablemente hacía.

Una vez que terminó de curar al menor, finalmente se puso de pie, caminó hacía un rincón de dónde sacó los toppers de dónde usualmente comía y los colocó en el suelo por tamaños.

JiMin lo observó sin saber que hacer. Temía de que si se movía, Jeon lo viese como algo apetecible.

A lo que esté, como si fuese instinto, volteó cuando a penas iba a quitar una tapa.

—¿Gustas?

A lo que Park negó, algo incómodo.

—No... No... Gracias...

Titubeó y volteo hacía otro lado, divagando por la habitación como si hubiese algo interesante, cuando en realidad, yacía casi en una obscuridad casi absoluta.

Jeon no evitó sentir algo de curiosidad.

Por primera vez se preguntó, ¿Qué era lo que realmente pasaba por aquel pequeño ser?
Pues si bien lo podía ver, su voz sonaba serena, calmado, como si realmente no importase, más la gota cayendo por su cien le hacía ver nervioso y tímido.

Y eso a Jeon le gustaba.

Lentamente se levantó, silencioso, caminando, para cuándo se dio cuenta JiMin, JungKook se hallaba ya a su lado, a lo que brincó un tanto atemorizado.

Ambos corazones... Curiosamente latiendo incontrolables.

—No has comido desde la tarde. Debes tener hambre.

—¿He? ¡No, no! Estoy bien... En serio...

—No mientas. Odio que lo hagas.

—Pero yo...

Y aquella frase no hizo más que quedarse en el aire. Pues, de sorpresa, algo fue metido a la boca de Park, se sentía viscoso, era como un chicle sabor a metal, aquel mismo que tanto caracterizaba a la sangre, a la vez, se sentía duro. Era algo difícil de masticar, más lo era el tragar.

Él lo sabía.

Por lo que, casi vomitando, escupió aquel pedazo de carne y limpio la sangre de su boca aún entre arcadas.

Se levantó de inmediato para salir de ahí, más sin embargo, JungKook lo tomó del brazo, jalando de él y tirándolo de nuevo a la cama con él encima.

—¡Déjame en paz maldito loco!— Grito.

—Si tan solo quisieras...— Se acercó a él, olfateo su cuello causándole cosquillas al menor, susurrando tan gentilmente que casi parecía... Amor.—. Puedes empujarme si así lo deseas... Pero si así lo hubieses querido en verdad, ni siquiera te hubieras lanzado a la cama.

—¡Tú me has jalado!

—Error.— Interrumpió él, besando dulcemente aquel terso cuello de tonos blancos y ahora rojos.—. He tirado de ti, más no lo suficientemente fuerte como para hacer que cayeras...

Y le miró, con labia en sus ojos, de una forma tan profunda... Que JiMin sintió su alma siendo tocada. Sus bellos se erizaron por aquella sensación tan extraña.

—Dime... ¿Esto es lo que quieres?

Pero Park no habló, en cambio, cerró sus ojos, los cerró tan fuerte que de pronto todo se volvió blanco bajo sus párpados. Los suavizó, más no abrió los ojos y solamente se encogió.

Eso era suficiente para JungKook.

—Eso era lo que quería saber.

Y le besó.

Aprés Au Revoir.© (KookMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora