Capítulo | 01

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          Porque no siempre es necesario tocar un cuerpo para acelerar el corazón. Y él lo sabía muy bien.
Park JiMin se mantuvo quieto en su lugar mientras una pequeña ola de sentimientos corría en su espalda hasta depositarse en su bajo vientre.

Aquella tarde hubiese podido decidir que sus preocupaciones fuesen mínimas, tal vez hubiera estado bien al jugar una que otra partida de algún juego en línea, también podría preocuparse por el hecho de no poder pasar a otro nivel. Así lo deseaba.

Más sin embargo, cuando vio a su madre entrar a su habitación con un gesto atolondrado y algo nervioso, supo que todo aquello debía de ser olvidado por él.

Pues su madre había decidido que volvería a casarse.

—¿Por qué no me lo habías dicho desde antes?

—Quería estar cien por ciento segura, JiMin. Tampoco quería tomar decisiones apresuradas.

En absoluto le molestaba. Sabía que su madre también tenía el derecho de ser feliz; Aunque está no era su segunda ni tercera vez en que decidía contraer matrimonio con algún total desconocido para Park. Era la quinta en la que su madre decía haber encontrado al indicado.

Era parecido a un juego de rasca y gana.
En el cual, su madre ya había gastado varios intentos, donde su dinero estaba por agotarse y sus esperanzas a punto de esfumarse.

—¿Cuántas veces me has dicho lo mismo?

Era una total controversia.
          JiMin odiaba ver a su madre destrozada dos o tres meses después de haber emprendido otra relación, ella no lo parecía ver de esa forma. De hecho, parecía que le daba exactamente igual la preocupación de su hijo por ella.

—¿Cuánto llevan saliendo?

—Cinco meses. Nos hemos conocido muy bien en ese tiempo.

—¿Planeabas realizar la boda entonces? ¿Cuándo será?

—En una semana.

—¿Por qué justo ahora me lo dices todo? Creí que teníamos la suficiente confianza.

No era realmente justo, pero sabía que debía de ser comprensivo.
Admiraba a su madre por el hecho de jamás dejarse llevar por el amargo pasado con el que cargaba, de hecho, lo que ella buscaba era siempre avanzar.

Un total ejemplo a seguir desde su perspectiva.
Pero incluso él sabía que había un límite, ¿Por qué su madre no sólo buscaba la felicidad estando sólo con él? JiMin era lo que más ansiaba, poder sonreír sin que nadie más que él fuera quién provocara la sonrisa de su madre.

Ella ya había sufrido mucho.

—Sé que el avisarte de todo esto de un día para otro debe de ser realmente duro para ti, cariño.— Intercambiaron duras miradas, que lentamente, buscaron la pasividad en la contraria.—. Pero él y yo hemos planeado una cena, para que los conozcas.

—¿Conocerlos?

—Él tiene un hijo, es de tu misma edad por lo que me ha platicado. Quiere que ambos se conozcan y puedan llevarse y tratarse como verdaderos hermanos en un futuro.— En aquellos gélidos ojos negros, se detonó una simpleza de deseó por aceptación. Su madre le estaba rogando en silenció.—. Por favor, JiMin...

Joder, ¿Por qué no sólo se encerraba en su habitación lo que quedaba del día y se olvidaba de aquella situación?
Lo que restaba para una boda de la cual, él no había sido consciente era prácticamente nada.

Y, ¿Justo ahora su madre venía por su opinión al respecto?
JiMin se podía sentir traicionado y mirado como menos, su opinión ya no valdría lo que debería a pesar de que se negará o aceptará. Sabía que su madre sólo lo hacía ya que lo consideraba necesario.

—Como sea.— Habló.—. ¿Cuándo será la cena?

—Está noche.

Si, su madre bien podía disfrutar en silenció haciéndolo correr con aquellas noticias que sólo lo ayudaban a alterarse más de la cuenta.
Era una experta para soltarle esos anuncios en la cara de forma inoportuna.

Y JiMin... ¿JiMin? Él miraba exasperado aquellos ojos que reclamaban un poco de piedad por tal falacia ante su perspectiva.

Un poco de sutileza en realidad no hubiese estado mal. Lo hubiera agradecido en realidad.

Aprés Au Revoir.© (KookMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora