Capítulo | 30

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         Esa noche, JiMin llegó a casa ya por eso de las diez de la noche. Nada se escuchaba... Todo en silencio herizaba sus bellos de forma atroz...

Camino por el pasillo, subió las escaleras. Al menos aquellos gemidos se habían acabado...

—¿JungKook...?— Murmuró entre las sombras, siendo únicamente guiado por la tenue luz de luna.—. Ya sé que es esto... No soy un idiota... Sé lo que has hecho... Aunque aún no comprendo el por qué... Ya lo sé.

Su corazón latió en descontrol.

Sabía perfectamente contra quién estaba; Un asesino.
Tal vez estaba loco por llegarle de tal forma, pensaba que sería atacado en algún momento... No le sorprendería...

Pero en cambio, fue jalado hacía una habitación; Las velas en el cuarto de su hermanastro hicieron ver todo lo que esté hacía.

Y finalmente pudo comprender... Que él estaba en su hora de comida.

Era un total asco. Asco que se aguanto con todas sus fuerzas, y en cambio habló, viéndolo a los ojos y contemplando con el rabillo su boca llena de sangre.

Tal cual, un animal.

—No lo entiendo.— Murmuró.

—Tampoco lo harías aunque te lo explicará.— Jeon, con una voz ronca, como si acabará de despertar se acercó al cuello del menor, oliendo tan de cerca, que JiMin sintió perfectamente el como una gota de lo que él creía, era sangre, comenzaba a correr por su cuello hasta meterse por debajo de su camisa.—. ¿Si sabes en lo que te estás metiendo al parecerte así, no?

—Lo sé...— Intentando no temblar, Park humedeció sus labios. Sintió al límite su corazón.

—Podría ahora mismo matarte... Podría rebanarte y guardarte en toppers como lo he hecho con aquella zorra, ¿Qué no sientes miedo de ello? ¿Acaso no aprecias tu vida?— Y como si fuese una serpiente, arrastró sus manos hasta la espalda del menor por debajo de la ropa, dejando un fino rastro de sangre.

—Sé que no lo harás.— JiMin tragó seco, aguantando duras penas un gemido que salió en forma de susurro. Jeon lo noto a la perfección.—. Si lo hubieses querido de verdad, lo hubieras hecho desde hace mucho, creo que nada te detenía...

—¿Ah? Luces muy seguro de tus palabras, niño.— JungKook se enderezó.—. ¿Acaso te gusta? ¿Te gusta sentirte amenazado por mí de alguna forma?

Park guardó silencio.

Pues sabía que era el momento oportuno para su plan y así, le miró a los ojos, tratando de verse seguro de si mismo, aunque por dentro, estuviese lleno de terror y angustia.

Aunque su corazón estuviese doliendo por tal oostura.

Habló;

—¿Y qué si así es?— Y se abalanzó en contra de JungKook, pegando sus labios una vez más, saltando a sus brazos, por primera vez, probando la sangre humana desde las comisuras de su boca. Era como metal.

Y JungKook, gustoso lo recibió.

Joder, aquello era lo que quería.

Aprés Au Revoir.© (KookMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora