XI

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Fue despertado de su sueño por un 'toc toc' en el pórtico de su apartamento a las doce de la mañana,dejando la comodidad de su cama mientras frotaba sus cansados ojos,alzando levemente la sudadera para apartarla de su camino y poder rascar los músculos de su abdomen,cruzando frente al gran espejo de cuerpo completo que descansaba en la pared color crema de su habitación,deteniéndose frente a éste para percatarse con ojos adormecidos que todavía tenía puesta la ropa que Eijiro le prestó la noche anterior.

Mierda.

Se desprendió rápidamente de todas las prendas de las que el pelirrojo era dueño,dejándolas a un costado de su deshecha cama,que sabe dios por qué era un desastre,pero no lo cuestionaria debido a que después de muchas noches de mal dormir,la anterior fue sin duda un alivio para su horario de sueño cuál era todo menos descanso para él.

Dejando nuevamente su reflexión diaria por el ahora más inseguro 'toc toc' contra la madera de la puerta,tomando los pantalones deportivos que usaba usualmente en casa,poniéndolos en camino a la puerta,abriéndola para encontrarse con la familiar alborotada cabellera verde que veía por lo menos 18 horas en las 24 de 7 de cada semana.

Aludiendo a que hiciese su entrada al departamento abriéndose paso una vez el hombre frente a él se hacía a un lado para hacer espacio e ingresase al lugar.

Sentándose en la mesa de la sala mientras esperaba al hombre que cerró la puerta y entró a la cocina mientras decía-acaso no sabes qué puta hora es-en voz alta,cuestionó desde la cocina mientras el pecoso se ponía cómodo en su asiento.

—Buenos días a ti también,Kacchan—bromeó el joven mientras sonreía,mirando al rubio quién salió de la cocina acercándose a él para posicionar una taza de porcelana en la mesa frente a sí y un recipiente con cubos de azúcar,volviendo nuevamente a la cocina—Kirishima me llamó ayer diciendo que estaba preocupado de que estuvieses enfermo—habló mientras ponía dos cubos de azúcar dentro de la taza.

—Ese maldito chismoso...—dijo Bakugo con molestia que era clara incluso desde la sala dónde Izuku yacía.

—No deberías hablar así de él,se preocupa mucho por ti—con una sonrisa nerviosa habló izuku mientras rascaba su mejilla,cómo si Bakugo lo estuviera viendo a través de la pared que separaba la sala de la cocina,a pesar de saber que no era así y estaba seguro no era físicamente posible.

—Debe hacerlo,¿si muero quién le pagará?—dijo el rubio con obviedad rodeando los ojos desde su lugar en la cocina.

—Sabes que no es por eso...

—Y NO ESTOY ENFERMO—afirmó desde la cocina,alzando su voz para que Izuku lo escuchase fuerte y claro,no cómo que no lo hacía antes,pero la perseverancia no era mala después de todo,excepto cuándo hacía doler tus oídos.

—¡¿CÓMO LO SABES?!—cuestionó rápidamente el chico.

—¡SIMPLEMENTE LO SÉ!—se asomó por la puerta de la cocina para mirar al pecoso sentado en la mesa,volviendo nuevamente a dentro.

—¡Pero él dijo que tenías fiebre!

—¡Él no sabe una mierda y yo NO TENGO FIEBRE!,PUNTO.—reclamó el rubio desde la cocina,las protestas que cesaron hasta convertirse en silenciosa tranquilidad para continuar contemplando la compañía del otro.

Continuaron el silencio cada uno en su lugar,dando fin a la hilarante discusión mientras Bakugo seguía en la cocina haciendo quién sabe qué cosa qué Izuku no se arriesgaría a cuestionar en este momento,mientras tanto recorría con su mirada el apartamento cómo cada vez que tenía oportunidad de estar en el lugar,en busca de averiguar si es que Bakugo había cambiado algo en la decoración,usualmente la respuesta a su interrogante siempre era negativa o eso hasta ésta ocasión,en el momento que su mirada se posó en el mueble de roble a un lado de las puertas de la terraza.

No que ese estante no estuviese ahí antes o algo por el estilo,siempre ha estado ahí,desde que Bakugo compró el departamento cree Izuku es uno de los primeros muebles que compró,con el dinero que ganó por resultado de su trabajo.

Lo que era nuevo era lo que contenía la maceta de cristal sobre éste,unas flores que cree haber visto en manos de cierto pelirrojo el día de la fiesta,sonriendo levemente para sí mismo.

Olvidando borrar la sonrisa de su rostro en el momento que el rubio entró a la habitación,tomando del asa una tetera mientras en su otra mano sostenía un plato con galletas,cosas que una vez puso sobre la mesa frente al pecoso comenzó a verter té dentro de la delicada taza de porcelana blanca con detalles dorados en sus esquinas.

—¿Por qué mierda sonríes?,¿Te parece divertido que pueda tener una enfermedad que me mate?,nerd de mierda—dijo el joven mirando de reojo al chico quién sonreía bobamente hasta percatarse de la mirada del rubio.

—No,¡no!,no es eso,yo solo...estoy muy felíz—se defendió el pecoso mirando al contrario con nerviosismo,quién decidió no indagar más en el tema del extraño comportamiento del de cabellos alborotados mientras dejaba la tetera sobre la mesa de vidrio.

—Ajá. quita esa cosa de tu cara luce asquerosa.

—¿Mi...sonrisa?

—Si,eso. exacto.

Izuku hizo un breve puchero ante el comentario de Bakugo,mientras tanto éste soltaba una carcajada en tanto se sentaba en la silla junto a él,aproximó el plato con galletas deslizandolo en la mesa en dirección al contrario,quién lo miró con confusión,apuntandose a sí mismo mientras tomaba un sorbo de su té,el rubio asintió con la cabeza a lo que Izuku tomó una de las galletas del plato para dirigirla a su boca y darle una probada,haciendo un sonido de satisfacción que hizo sonreír a Bakugo discretamente mientras miraba al chico quién volvió su atención a él aún con la mitad de una galleta en su mano.

—Entonces...¿eso de que estás enfermo...?—preguntó aún con la boca llena,mejillas con pecas llenas de galleta cómo cuándo las ardillas guardan nueces en sus pequeñas bocas.

El rubio soltó un gruñido mientras apoyaba sus brazos en el vidrio de la mesa en la que estaban ambos,dirigiendo su mirada a Izuku quién,miraba atentamente a espera de una respuesta—te dije,no estoy enfermo...

—Pero él dijo que tenías fiebre,que tu temperatura corporal estaba alta y...oh...—estaba mirando hacía otro lado mientras hablaba hasta que la respuesta vino a su mente,volteando a ver a Bakugo quién lo miraba confundido.

—'Oh' nada. ni siquiera lo pienses,no es eso.

—¿Si no es eso entonces qué es?—dijo Izuku mirándolo con sus ojos entrecerrados,cómo si estuviera tratando de presionar al rubio a concordar con él mentalmente.

—Es imposible que sea eso,has estado conmigo casi toda mi vida,deberías saberlo—dijo mientras miraba hacía otro lado de la habitación—nunca ha pasado,¿por qué pasaría ahora?

—Sabes porque.

—Oh no,no me vengas con esa mierda de nuevo o te callas o sales de mi casa ahora mismo—demandó,a lo que el chico junto a él en la mesa simplemente tomó otra galleta del plato para llevarla a su boca y mirar a Bakugo con indignación en sus ojos.

FOR A TRAINED HEARTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora