XIV

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Despertó antes de que el "beep-beep-beep” de su alarma tuviese la oportunidad de hacerlo,quedando atrás ante la ansiedad del chico quién fue la responsable de dar fin a su sueño para levantarse de su cama y dirigirse en dirección a su armario,abriendo las puertas de éste de par en par,admirando las opciones que disponía.

Dando un paso adelante acompañado de su particular sentido de la moda como guía hizo su elección;una camiseta color amarillo con líneas turquesa,sudadera negra,pantalones grisáceo claros y calzado rojo fueron su voluntad final,dejando las vestimentas seleccionadas sobre su cama se dirigió al tocador para tomar una breve ducha y cepillar sus dientes,volviendo a su habitación a alistarse.

Tomando eso,su teléfono y su billetera en su bolsillo salió del lugar para emprender camino hacia el departamento de su jefe.

Llegar hasta el apartamento no fue difícil,ya habían sido repetidas las veces que les correspondió ir a dejar a Bakugo a su casa en compañía de Sero y además el la fiesta fue capaz de entrar por primera vez a éste,nunca tuvo el placer de ir más allá del marco de la puerta antes del evento,sólo que esta vez tuvo que dedicar tiempo extra en la recepción,pero nada de otro mundo.

No fue hasta el momento de estar dentro ascensor para percatarse que había olvidado estilizar su cabello cómo usualmente lo hacía,miró el reflejo en los espejos de la cabina que rodeaban tres de las cuatro paredes a excepción de dónde las puertas de metal se encontraban,cabellos rojos lizos caían sobre su rostro mientras observaba las puertas abrirse tras de sí,dando media vuelta para salir del ascensor y vagar por los pasillos.

Buscando con su mirada el número “101” escrito en las pequeñas placas de metal que estaban adheridas al muro a un lado de las puertas de cada apartamento,hasta hayar la puerta que indicaba el número que buscaba para dirigirse hacía ésta y tocar el timbre.

Esperó unos segundos para volver a tocar el timbre,sin respuesta alguna del otro lado para volver a tocar una última vez,de igual manera sin respuesta,pero un sonido extraño desde el otro lado de la madera llamó su atención lo suficiente para usar su voz en su lugar.

—¿Bakugo?—preguntó mientras apoyaba su cabeza contra el roble para poder oír mejor.

Un bufido se escuchó del otro lado de la madera,casi inaudible seguido por más evidentes sonidos de pasos en dirección a ésta.

—Qué—sin abrir la puerta habló,voz más grave de lo usual lo que hizo pensar a Eijiro,vaya,quizás en realidad estaba mal.

—Soy yo...Kirishima,vine a-

—Sé quién eres,la recepcionista llamó al número de mi apartamento para preguntar si te conocía.

—Oh,¿entonces por eso me dejó pasar?—preguntó incrédulo el pelirrojo,quién ciertamente vio a la mujer llamar a alguien desde el teléfono en su escritorio,pero no creía se tratase de Bakugo.

—Obviamente,idiota—habló con certidumbre para chasquear su lengua.

—Entonces…¿puedo pasar?—algo cohibido por su duda se animó a consultar.

—No.

—¿Que?,¡vamos!,¡entonces por qué dijiste a la recepcionista que me dejara entrar si ni siquiera vas a abrir la puerta!—exclamó el pelirrojo,apartándose levemente de la madera en la que yacía adherido para observar la puerta abrirse levemente y una bolsa de papel tomar lugar frente sí.

—Quería entregarte esto—sin siquiera tomarse la molestia de salir extendió su mano por la pequeña abertura entre la puerta y el marco de ésta,en espera que Eijiro la tomase,mientras la madera impedía que pudiese ver más allá del brazo del rubio.

FOR A TRAINED HEARTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora