Cuatro.

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–¡Ahh! ¡Espera! ¡Mmm! -Katsuki gemía debajo de Izuku quien lo penetraba rápidamente sin darle un descanso. El cenizo sentía que ya no podía correrse más.

Hace meses que empezaron su relación sentimental pero sus encuentros sexuales comenzaron hace poco. Sin embargo, en los pocos que han sido, Katsuki termina sintiendo que ha tenido suficiente para todo el año. Nunca pensó que el peliverde fuera así de insaciable en la cama.
Él lo imaginaba siendo más calmado y tomando las cosas con calma.
La primera vez que lo hicieron fue algo así al principio, pero solo al principio. Después de correrse una vez, Izuku preguntó si podían hacerlo una vez más y el cenizo aceptó. Recién había sacado su miembro por lo que Katsuki se estaba recuperando de su orgasmo, pero en cuanto dijo que “sí”, el peliverde entró de nuevo en él. Comenzó a embestirlo fuertemente y después de varias rondas más, Izuku tuvo que disculparse con él pues el ojirubí había terminado por desmayarse en medio de la última ronda.

–¿En qué estás pensando?- jaló de su cabello hacía atrás acercando sus rostros aún sin detener sus embestidas.

–¡Izuk..! Espe... ¡Me vengo! ¡Me voy a-!

Izuku puso su mano en el miembro de el cenizo tomándolo de forma que este no pudiera correrse, también dejó de moverse y sacó su pene de el mayor aún sujetándolo del cabello.

–Te hice una pregunta. -le dió un beso en su mejilla que se sentía tierno a diferencia de su voz.

El cenizo estaba llorando, ya no sabía si de placer o porque el menor detuvo su orgasmo y sus movimientos. Pudo sentir el agarre en su cabello aún más fuerte y soltó un gemido, ¿De dolor? ¿De placer? Ni el mismo sabía.

–Izuku... suéltame.-rogó mirándolo. Quería acariciar el rostro de su novio pero todo su cuerpo flaqueaba, había pasado de su límite hace unas rondas atrás.

–Solo dime en qué estabas pensando. -frotó su miembro que seguía duro contra el palpitante orificio de Katsuki. –No te estás concentrado en mi, ¿Debería follarte todo el día hasta sentir que lo haces?

–Ya no puedo... má- -Sus palabras quedaron atascadas en su garganta al sentir el miembro de su novio entrando otra vez en él. –¡Ahh! ¡Bast...!

Izuk soltó ambos de sus agarres para tomar ahora la cintura de el ojirubí y levantar las temblorosas caderas de este que ya no tenían resistencia.

Katsuki seguía llorando y volteaba a verlo esperando que terminara rápido.

–Se siente tan bien dentro de ti. -Disfrutaba la vista, embestiendo sin pudor al otro. Si había algo que lo volvía loco era ver el rostro lloroso de su chico justo debajo de él, justo así, desnudo y rogando. Tener su miembro penetrando tan profundo a el ojirubí era lo mejor. –¿Estabas pensando en alguien mientras te lo estoy haciendo? -Cuestionó sin detenerse.

–¡No! ¡Ahgh, Izuku! -Aferraba sus manos a la sábana, estaba cerca de de terminar lo que no había podido. –Me... estoy c- ¡Aah! -gimió más alto cuando pudo correrse en su cama.

–¿No? -sabiendo que el otro estaba teniendo un orgasmo siguió empujando dentro, él también ya estaba por venirse.

Las paredes interiores de Katsuki apretaron más su miembro y dejó salir su semen dentro de él, los dos estaban agitados pero el cenizo parecía ya no poder moverse. Sus caderas seguían hacía arriba solo por las manos que las sostenían.
Izuku sacó su miembro y dirigió su mirada al agujero de el ojirubí. Había mucho semen saliendo de este, era suyo y también del mismo cenizo que había tenido un orgasmo por atrás desde algunas rondas anteriores. Para Izuku, eso era la vista perfecta.
Metió sus dedos dentro, Katsuki se quejó, pero su garganta ya le estaba molestando por lo que no pudo decir más. El peliverde volvió a estirar el agujero de el mayor haciéndolo llorar.

Definitivamente mío [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora