24. [23]

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Final.

–Kai. ¿Estás ahí dentro? -preguntó Shin mientras tocaba la puerta de la habitación del nuevo oyabun. –Chrono está en las noticias otra vez, ¿no quieres verlo?

–Ya lo estoy haciendo. -respondió el castaño desde adentro, su voz rasposa debido al alcohol.

Shin tomó aquella respuesta como que podía entrar y así lo hizo.

–Realmente les gusta hablar de eso, ¿verdad? -dijo apenas entró.

–Son unos malditos bastardos... Si él no hubiera tomado la decisión de entregarse, nunca, escúchame bien, Shin, ¡Ellos jamás hubieran tenido la mínima posibilidad de hacerle algo! -expresó molesto, mirando la televisión enfrente suyo, mientras que sostenía en su mano una copa con licor.

–Lo sé... Ya pasó un año entero de eso, probablemente sea la última vez que lo mencionen. -supuso desinteresado. –En fin, solo te venía a avisar que te llegó una carta de Shigaraki.

–¿Eh? ¿Una carta? -dejó la copa en su escritorio y se levantó tambaleando. –¿Qué dice?

–Toma. -el pelinegro sacó de su chaqueta el sobre blanco, entregándoselo a su superior, quien no dudó en abrirlo.

Para Kai.

Hace tiempo que no me contacto contigo. ¿Cómo van las cosas?
Yo he estado en un tratamiento intensivo, mi piel está comenzando a caerse, los doctores dijeron que terminaré sin nada, pero eso está bien, mientras pueda seguir viviendo feliz hasta el final.

Mi ahora esposo, Touya, se encarga de los negocios, así que no sé mucho de lo que ha estado ocurriendo, pero supe lo de Hari, ya que como sabrás, el hermano de mi esposo también fue arrestado.

Kai, tengo mucho que decirte, mas no quisiera molestarte, no merezco hablar contigo como si nada hubiera pasado, perdón.

He tratado de enviarte cartas antes, pero siempre me acobardaba.

Supongo que aún ves a Hari, yo solo espero que puedas seguir adelante.

Me habría encantado invitarlos a mi boda.

Ojalá las cosas mejoren para todos.

-Tomura.

Kai vio una imagen asomándose en el sobre, la sacó para observarla con detalle, y sus ojos se llenaron de lágrimas al instante. Era una linda fotografía de Tomura y Touya recién casados, el peliceleste iba en silla de ruedas, mientras que Dabi sujetaba su mano, parado a un lado de él. Ambos vestían su traje negro, la luz del sol les favorecía, el paisaje de fondo se veía cálido, tranquilo, pero sobre todo la sonrisa de Tomura era lo que más parecía relucir.

Ni siquiera las nuevas marcas en su piel importaban, su felicidad opacaba todo eso.

Sí, así era como siempre quiso verlo.

No solo a él, también a su pareja, a Izuku, a su padre, a todas las personas con las que alguna vez convivió.

Pero nunca lo logró.

Por lo menos Tomura sí pudo ser feliz, y eso lo hacía sentir algo mejor.

–¿Qué día es hoy? -preguntó de repente.

–24. -respondió Shin. –¿Por qué?

–... Por favor, lleva unas flores a la tumba de Izuku por mí. -regresó a su asiento, abrió uno de los cajones, sacando unas pastillas, para tomárselas con lo que quedaba en su copa.

Definitivamente mío [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora