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–Dabi, tengo que atender unos asuntos importantes, cuida de todo mientras no estoy, también... -miró hacía el peliverde sonriendo. -Cuida de Deku.

–Me hubiera gustado ir contigo. -reprochó el mencionado.

–No puedes. -se acercó a él dándole un corto beso de despedida. –Regresaré pronto, no hagas una tontería hasta entonces.

Los dos chicos vieron a Tomura subirse a su automóvil junto con su guardaespaldas, Compress.

–Que tengan buen viaje. -dijo Izuku como cortesía, despidiéndose de ellos.

El peliceleste levantó su mano como respuesta y luego subió la ventanilla del coche.

Cuando ya se habían marchado, Izuku sacó su celular buscando algo con prisa llamando la atención de Dabi quien volteó a observarlo curioso.

–¿Qué es eso? ¿Una película?

–No mires. -caminó hacía otro lado.

–¿Por qué no? -Dabi lo empezó a seguir.

–No es de tu incumbencia. Aléjate. -Volteó a verlo para demostrar que no bromeaba con su advertencia, pero el peliblanco fue más rápido, y le arrebató el celular. –Oye, devuélvelo. -pidió amenazante.

–... ¿Qué mierda es esto? -preguntó comenzando a reír por lo bajo. -¿Eres un stalker o algo así?

–Te dije que no es de tu incumbencia. -tomó de regreso el aparato mirando atento la pantalla y alejándose. No podía importarle menos las burlas del otro.

–Estás espiando a tu novio, ¿Verdad? Eso es patético. No, más bien, es enfermo.

Izuku giró su rostro para verlo con clara molestia.
Dabi estaba sonriendo como si se hubiera enterado de algo maravilloso, totalmente indiferente a lo enfadado que estaba su compañero temporal.

–No me mal intérpretes, Dek- Ah, Izuku. -Caminó hacia él aún sonriendo. –Me gusta la gente enferma.

–A mí no me gustas, y no me llames por mi nombre. -le respondió regresando su mirada al celular.

–¿Por qué no? -su tono se volvió algo infantil. –A mi no me gusta tu nuevo nombre “Deku”, prefiero “Izuku”. Si Tomura puede llamarte así entonces yo también puedo. No estás en condiciones de negarte. -se dio la vuelta caminando a dónde habían estado segundos antes de que el peliceleste se fuera. –Ven. -ordenó mientras abría la puerta que los llevaba a un solo cuarto, como una pequeña oficina. –Hablemos de algo.

El de ojos esmeralda miró por última vez su celular, lo guardó en el bolsillo trasero de su pantalón para seguir al mayor. Entró a aquel lugar sentándose en uno de los muebles de cuero, color rojo.

Dabi se sentó donde normalmente el líder lo haría, en la silla detrás del escritorio.

–No estoy diciendo que quiera algo contigo cuando digo que me gustas. Yo tengo a Tomura para eso. -prendió un cigarro y empezó a fumar. –¿Los Shie son los que te ayudan a acosar a tu novio o contratas a alguien?

–¿Qué tiene que ver eso contigo? -se puso a la defensiva. –Pensé que hablaríamos de negocios. -cruzó sus piernas, recargándose con molestía en el respaldo.

–¿Te molesta si menciono a tu chico? -preguntó riendo. –Tampoco me gusta él, ni siquiera me agrada. Y te vuelvo a repetir, yo tengo a Tomura.

–Qué importa si ustedes están juntos, eso no significa que no te pueda llamar la atención alguien más. -acusó con mirada seria.

–Hombre, eres realmente un enfermo. -sonrió de lado con el cigarrillo entre sus dedos. –Entiendo tu punto, pero no me podría importar menos... Verás, a mi me preocupa un carajo lo que Tomura haga cuando no lo veo. Mientras puedamos estar juntos y pasarla bien, todo lo demás me da igual. No estoy obsesionado con él.

Definitivamente mío [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora